Seguimos nuestra ruta por tierras burgalesas y nos dirigimos a otro de los pueblos que forman parte de la lista de los Pueblos más Bonitos de España: Covarrubias. Pasear por sus calles empedradas mientras admiramos sus casas de entramado es todo un placer para los sentidos. ¡Vamos allá!
¿Dónde está Covarrubias?
Para nuestro próximo destinos, tomamos el coche y nos dirigimos al corazón de la Península Ibérica. Covarrubias está situado en la comarca del Arlanza, en la provincia de Burgos, un territorio famoso por sus vinos con denominación de origen. Covarrubias, Cuevas Rojas (por las numerosas cuevas de este color que encontramos a orillas del río Arlanza), también es conocida como la Villa de las Cien Fuentes, debido a los numerosos manantiales y fuentes que brotan de su término municipal.
Nos encontramos muy cerca de Lerma, situada a menos de 25 km al oeste. A 20 km al sur tenemos Santo Domingo de Silos, famoso por los cantos de gregorianos de sus monjes. Si eres amante del patrimonio histórico, en esta región encontrarás numerosas ermitas e iglesias que nos transportan a otros tiempos.
Un poco de historia…
Debido a su ubicación, en un fértil valle, los primeros vestigios históricos se remontan ya al Paleolítico. Por aquí pasaron los celtíberos, los romanos, los visigodos, los musulmanes… Algunas de las primeras referencias apuntan al año 645 como el momento de la fundación, por parte del rey visigodo Chindasvinto, de la primera Iglesia y Monasterio de San Cosme y San Damián; así como de las primeras murallas de la población (que quedarían arrasadas por los árabes apenas 90 años más tarde).
Aunque seguramente una de las figuras más importantes de la historia de Covarrubias sea un conde castellano que vivió a principios del Siglo X: Gonzalo Fernández. Corría el año 902 cuando el Conde de Lara comenzó a repoblar la zona comprendida entre los ríos Arlanza y Arlanzón, siendo su castillo el punto alrededor del cual se fundarían numerosas poblaciones. Su hijo, Fernán González (considerado el primer conde soberano de Castilla y el guerrero más brillante de la Castilla de su tiempo), se establecería en Covarrubias.
Fernán González y su linaje
Durante años, Fernán González batalló activamente contra el Califato de Córdoba para recuperar estas tierras para los cristianos; pero también dedicó tiempo y recursos a favorecer la expansión monástica. Protegió aquellos monasterios ya existentes y favoreció la creación de otros. Entre ellos, el más querido por don Fernán fue San Pedro de Arlanza (del que por desgracia poco queda en nuestros días), que albergó su sepulcro hasta que en 1840 se trasladaron a la Colegiata de Covarrubias.
A su muerte, su hijo Garci Fernández toma las riendas del condado y sigue luchando para reconquistar nuevas tierras al Islam. Cuando su hija Urraca tiene apenas siete u ocho años de edad, decide ofrecerla al monasterio de San Cosme y San Damián de Covarrubias. A la vez que consagra su vida a la iglesia, también funda para ella el Infantado de Covarrubias, lo que dotaría a la población de una importancia inimaginable años antes.
El 24 de noviembre del año 978 fue un día de gran fiesta en Covarrubias. A sus tierras llegaron los más Reyes de Navarra acompañados de sus más nobles caballeros. También numerosos Obispos, Abades y otras personalidades eclesiásticas. Sobre el altar de la Iglesia sitúan la Carta Fundacional, en la que detallan los privilegios, derechos y objetos litúrgicos de los que dota al recién creado Infantado.
El Infantado de Covarrubias
Desde este momento, el Monasterio de San Cosme y San Damián se convierte en uno de los centros más importantes en el orden religioso, cultural y económico del condado; afianzando el poder condal (al final, quedaba todo dentro de la misma familia).
Tres grandes Señoras-Infantas gobernaron el Infantado de Covarrubias en su momento de máximo esplendor: Urraca (hija del conde Fernán González), Urraca (hija del conde Garci Fernández), y Doña Sancha (hermana mayor de Alfonso VII, rey de León).
Ésta última realizó el que seguramente sea uno de los actos de mayor transcendencia de su gobierno y de la historia de la villa: la promulgación de los Fueros de Covarrubias, en los que (para favorecer la expansión de la Villa y atraer nuevos pobladores), la Infanta cedió parte de sus derechos señoriales a la autoridad municipal.
Tras Doña Sancha (ya en el Siglo XII), los reyes de Castilla decidieron que el gobierno pasara a manos de los abades del monasterio, acabando con el gobierno femenino. Alfonso VII cedería la Abadía a la Catedral de Toledo (que la dejaría abandonada) y parte de las posesiones del Infantado al Monasterio de las Huelgas Reales de Burgos.
300 años después, Covarrubias volvería a destacar al recuperar la abadía su prosperidad (y, por supuesto, gracias a los privilegios que Doña Sancha otorgó al municipio antes de morir). Durante los siglos XV y XVI se reedificó la Iglesia de Santo Tomás, se construyó la nueva Colegiata, añadiéndole un espléndido claustro, se restauró el Palacio de Fernán González y se creó el Archivo del Levantamiento de Castilla (del que hablaremos más adelante). A finales del Siglo XVI la villa se sumió en su máxima decadencia a consecuencia de una gran epidemia que la asoló. Aunque poco a poco volvió a repoblarse, ya nunca más tuvo el esplendor de antaño.
¿Qué ver en Covarrubias?
Covarrubias es uno de esos pueblos pequeños que invitan a pasear perdiéndote por sus calles, saboreando sin prisas cada esquina y sentándote a disfrutar de alguna de sus terrazas. No te preocupes por el tiempo, su reducido tamaño lo hace perfecto para poder visitarlo sin prisas en menos de un día. Aún así, te invitamos a recorrer con nosotros sus principales monumentos para conocer un poco mejor su historia y que no te pierdas nada. Deja el coche junto a la puerta de entrada de la villa y prepárate para trasladarte a otra época…
Puerta Real – Archivo del Adelantamiento de Castilla
Nada más dejar el coche verás la imponente Puerta Real, una construcción Renacentista de aspecto sobrio donde destacan sus robustos contrafuertes y el gran escudo de Felipe II que corona su estructura, así como la delicada decoración plateresca de sus ventanas de medio punto.
El edificio se construyó por orden del rey para acoger el Archivo del Adelantamiento de Castilla (trasladado en el Siglo XVIII a Simancas). La elección de este lugar para acoger una institución tan importante fue, nada más y nada menos, que para agradecer por sus servicios a su médico de cámara (Francisco Vallés el Divino, originario de Covarrubias).
En la actualidad acoge la Oficina de Información y Turismo, así como el Museo del Libro. ¡No olvides reservar una visita gratuita!
Plaza Mayor de Covarrubias
A tan solo unos pocos pasos encontrarás la Plaza Mayor (también conocida como Plaza de Doña Urraca), otro de esos rincones puramente castellanos en los que destacan sus bellos edificios con pórticos. Aunque seguramente no te llamará tanto la atención, fíjate en el edificio que encontrarás al frente: la casa palacio de la madre de Fernán González, «el Buen Conde» (actual ayuntamiento).
Aunque no lo creas, la fachada principal de este edificio data del Siglo XVI. Pero si giras por la calle que se abre a mano izquierda (en dirección a la Iglesia de Santo Tomás) encontrarás una sencilla puerta románica del Siglo X, el único vestigio del edificio original que ha llegado hasta nuestros días.
Plaza de Doña Sancha
Nuestro paseo continúa y llegamos hasta la Plaza de Doña Sancha (hermana de Alfonso VII), donde encontramos nuevamente los tradicionales soportales que tanto nos gustan. Pero una de estas casas sobresale frente a las demás: la Casa de Doña Sancha. Situada en la esquina con la calle Veracruz, nos encontramos ante una construcción del Siglo XV considerada el máximo exponente de arquitectura tradicional de la villa. No podemos evitar que su fachada de entramado de madera nos recuerde a algunos edificios de lugares tan lejanos como Stratford-upon-Avon (la ciudad que vio nacer y morir a William Shakespeare) o algunas ciudades de Alemania. ¡A veces se nos olvida que no hace falta ir tan lejos para disfrutar de estas construcciones!
En el centro de la plaza se alza un discreto crucero de piedra de traza gótica, que complementa las vistas del edificio que trata de ocultarse tras él: el Torreón de Fernán González.
Torreón de Fernán González
Esta construcción defensiva se remonta a tiempos de Fernán González, quien la mandó construir. En aquella época el río Arlanza era un punto estratégico en la defensa del Condado de Castilla, por lo que aprovechando los restos de una construcción anterior (probablemente de origen romano) erigieron un torreón almenado a 15 metros del suelo, rodeado de aspilleras (el espacio desde el que se disparaban las flechas).
Como suele suceder, a lo largo de los siglos el Torreón de Covarrubias (o Torre de Doña Urraca, como también se le conoce) sufrió varias reformas. Seguramente las más importantes se dieron en el Siglo XIV (cuando se le añadieron 10 matacanes), y en el XIX (cuando se añadió un techado para poder aprovechar su interior durante todo el año). En la actualidad encontramos en su interior una interesante exposición de armas de asedio medievales.
Muralla de Covarrubias
Tomamos la calle que discurre junto al río para dirigirnos hacia nuestra próxima parada y nos encontramos con los restos de las murallas que un día protegieron Covarrubias. Este pequeño lienzo de muralla es el único vestigio que ha llegado hasta la actualidad.
En sus inicios, la villa se encontraba amurallada y debió contar con tres puertas. Por desgracia, a finales del siglo XVI la villa vivía una gran epidemia que arrasó con gran parte de la población de Covarrubias (que pasó de contar con casi 2.000 habitantes a apenas 160). Con la intención de mejorar la ventilación de la villa y evitar más muertes, se decidió derruir las murallas en 1590. Una de sus puertas (la que permitía su entrada desde el río) se mantuvo en pie varios siglos más, pero desgraciadamente también desapareció en 1888.
Ex-Colegiata de San Cosme y San Damián
Y, por fin, llegamos a una de las joyas de Covarrubias: su ex-Colegiata. La Iglesia Colegial de San Cosme y San Damián se erige en los terrenos que antaño ocupara una iglesia románica del Siglo XII (de la que apenas se conservan algunos restos, muy influenciados por el cercano monasterio de Santo Domingo de Silos).
Nos encontramos ante un templo mayoritariamente construido en el Siglo XV, de apariencia robusta. Su fachada, a dos aguas y rematada con una cruz, acoge un bello pórtico frente a la entrada principal. A la derecha, una torre campanario de planta cuadrada remata la silueta de este sobrio edificio de piedra, decorado casi en exclusiva por un gran rosetón que llena de luz el interior.
Tras atravesar su puerta nos encontramos ante un templo que nos recuerda a una Catedral, aunque de tamaño más reducido. Altas y robustas columnas se elevan hacia el cielo dando forma a un espacio presidido por un bellísimo retablo barroco dedicado a San Cosme y San Damián (dos mártires hermanos que vivieron en tiempos de Diocleciano, famosos por ejercer la medicina de forma desinteresada para ayudar a los más necesitados, y por ser torturados, quemados vivos y decapitados).
A sus pies encontramos los sencillos sepulcros de piedra de las tres Santas Infantas de Covarrubias: Doña Urraca (hija del conde Fernán González), Doña Urraca (hija de del Conde Garci Fernández) y Doña Sancha (hermana de Alfonso VII).
A ambos lados del presbiterio encontramos más sepulcros pertenecientes a personajes ilustres De la Villa: el conde Fernán González y su esposa la Condesa Doña Sancha y Gonzalo Díaz de Covarrubias, junto a su esposa y sus padres. Si recorremos la Colegiata, encontraremos otros sepulcros (más ornamentados y estéticamente atractivos, para ser sinceros), entre los que destacamos las sepulturas de la familia García de Covarrubias, del Siglo XV.
El conjunto se completa con seis capillas, todas ellas construidas con posterioridad al cuerpo principal de la Iglesia. Entre todas ellas, la Capilla del Rosario llama especialmente nuestra atención por un pequeño detalle que luce en su bóveda: el escudo de Covarrubias, así como por el retablo churrigueresco ya casi rococó en el que la Virgen aparece acompañada por sus padres: San Joaquín y Santa Ana.
Iglesia de Santo Tomás
Siguiendo nuestro paseo llegamos hasta la Parroquia de Santo Tomás Apóstol, cuya fundación se remonta al siglo XII (aunque no queda prácticamente ningún vestigio de esta época). El templo que vemos en la actualidad data del Siglo XV, momento de gran esplendor de la Villa (tal y como ya hemos comentado).
Entre sus piezas más destacadas encontramos una preciosa vidriera renacentista con imágenes de la Natividad. También una pila bautismal románica, un órgano del Siglo XVIII y su gran joya: una escalera plateresca más propia de un palacio que de una iglesia. Aunque quizás no atraiga tu atención a primera vista, seguro que te enamora si prestas atención a su decoración. Otro de los detalles que merece la pena pararse a observar es el púlpito, donde podemos encontrar nuevamente el escudo de Covarrubias.
Otras construcciones de Covarrubias
A pesar de todas estas construcciones destacadas que hemos visto, uno de los grandes encantos de Covarrubias son sus casas tradicionales. Repartidos por todo el municipio, es indudable la belleza de estos edificios de entramado castellano. Su estructura es, habitualmente, la misma: una planta baja de piedra con un amplio soportal y, sujetos mediante pilastras de madera o piedra, dos superiores de adobe revestido con mortero de barro encalado que deja ver el entramado de madera
¿Qué ver cerca de Covarrubias?
Como siempre, no podemos despedirnos sin antes recomendarte algunos otros destinos cercanos que pensamos que pueden interesarte. De este modo, podrás planificar tus días en la región de forma más sencilla y sin perderte nada.
Lerma
Por supuesto, ninguna visita a la comarca del Arlanza está completa sin visitar Lerma, su principal joya patrimonial. El Palacio Ducal es, sin duda alguna, su principal atracción turística. Pero la villa ducal tiene mucho más que ofrecer. Para no extendernos mucho aquí, te animamos a leer el post dedicado a Lerma.
Monasterio de Santo Domingo de Silos
A apenas 20 km al sur de Covarrubias encontramos Santo Domingo de Silos, una pequeña población que toma el nombre de su monasterio (sin duda, su mayor atractivo). Los orígenes de Santo Domingo de Silos se remontan al Siglo XII, momento en que se construyó en honor al antiguo Abad que había fallecido 15 años antes. La construcción se realizó a semejanza del cercano Monasterio de San Pedro de Arlanza (del que hablaremos en un momento), aunque posteriores reformas han transformado su aspecto.
Si por algo es conocido Santo Domingo de Silos es por los cantos gregorianos de sus monjes. No en vano, es el único monasterio de toda España en el que los religiosos siguen haciendo sus plegarias, oraciones y oficios completamente en gregoriano. Pero este no es su único atractivo. El monasterio cuenta con una importante biblioteca de incalculable valor, con más de cien mil volúmenes.
También destacan sus impresionantes capiteles, únicos en Europa. Las representaciones de elementos decorativos vegetales y animales, así como los relieves de temática bíblica, lo convierten en una de las obras más importantes del románico español.
Monasterio de San Pedro de Arlanza
A apenas 8 km al este de Covarrubias (ya en término municipal de Hortigüela) encontramos el Monasterio de San Pedro de Arlanza, el que fuera uno de los centros monásticos más importantes de Castilla (no en vano, se le considera la Cuna de Castilla). Para algunos, la importancia de San Pedro de Arlanza para Castilla es únicamente comparable con la que tuvo San Juan de la Peña para Aragón. ¡Casi nada!
La historia de este centro espiritual se remonta al año 912, cuando se fundó en un promontorio cercano un pequeño ermitorio (del que todavía quedan algunos restos visibles). La iglesia que podemos ver en la actualidad (lamentablemente en un estado de ruina) comenzó su construcción a principios del Siglo XI con un claro estilo románico que todavía podemos observar en sus capiteles. Estaba formada por tres naves y tres ábsides en la cabecera, que sufrirían diversas modificaciones con la llegada del gótico. En el Siglo XII se añadiría una esbelta torre, que todavía permanece en pie.
Aquí descansaron los restos mortales de Fernán González junto a los de su esposa, hasta su abandono en la Desamortización de Mendizábal (cuando se trasladaron a la Colegiata de San Damián y San Cosme). Pero no es este el único tesoro del que ha sido despojado el bello monasterio. El que probablemente fuera su elemento más característico, su portada, se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional, en Madrid. Un bellísimo sepulcro románico fue trasladado a la Catedral de Burgos. Algunos valiosos frescos atravesaron el Atlántico hasta llegar al Museo Metropolitano de Nueva York y al Fogg Art Museum de la Universidad de Harvard, mientras otros se quedaron en el Museo Nacional de Arte de Cataluña. Su valiosísima biblioteca se dispersó en numerosas manos (muchas de ellas particulares), aunque gran parte se trasladó a Santo Domingo de Silos. Una suerte no haberlos perdido para siempre, pero una pena no poder disfrutarlos en su contexto original.
La visita a los restos del monasterio es gratuita, aunque es muy recomendable revisar los horarios para evitar encontrarlo cerrado (aunque, si así fuera, puedes observarlo desde lejos subiendo unos pocos pasos desde el aparcamiento).
Desfiladero de La Yecla
Como siempre, no podemos dejar de lado la parte más natural de cualquiera de los destinos que visitamos, por lo que te recomendamos no perderte el Desfiladero de la Yecla. Situado a unos 20 km al sur de Covarrubias, nos encontramos con unos de los desfiladeros más estrechos del país, con una anchura que en algunos puntos es de apenas 2 metros. Sus 600 metros de longitud y los 100 metros de altura de sus paredes lo convierten en un paraje espectacular en el que es imposible no sentirse diminuto.
Recorrer el Desfiladero de La Yecla es sencillo gracias a sus puentes y pasarelas, una ruta de apenas 2 km apta para todos los públicos. Si te gusta el senderismo y prefieres una ruta más larga, puedes tomar el sendero que parte desde Santo Domingo de Silos y que discurre junto al Río Mataviejas.