En el post de este mes seguimos recorriendo algunos rincones naturales de la Comunidad Valenciana. En concreto, hoy nos dirigimos hasta la provincia de Castellón para descubrir un pequeño paraje que te hará sentir en plena naturaleza estando a solo un paso del mar: El Clot de la Mare de Deu. ¿Quieres conocerlo?
¿Dónde está el Clot de la Mare de Deu?
El Clot de la Mare de Deu (también conocido popularmente como El Clot o el Estany de la Vila) está situado en la localidad de Burriana, a tan solo 15 km de Castellón de la Plana. Para llegar hasta él únicamente debemos dirigirnos hacia el Grau de Burriana, buscando la desembocadura del Río Sonella (también conocido como Riu Sec o Riu Ana), procedente de la Sierra de Espadán.
Para acceder al paraje debes tomar la CV-1860 «Camino del Grau» en dirección a la costa, y una vez allí simplemente gira a la izquierda. En cuanto tengas cerca la Torre del Mar, deja el coche y disfruta del camino a pie. ¿Quieres una dirección que poder poner en tu GPS? Busca la Calle Estany Llarguer de Burriana. ¡Seguro que lo encuentras sin ningún problema!
¿Cómo es El Clot de Burriana?
El Clot de Burriana es uno de los pocos bosques de ribera que todavía se conservan en la provincia de Castellón. Este paraje, de cerca de 18 hectáreas de extensión, se caracteriza por la presencia de chopos y sauces, complementados con juncos en algunas zonas.
El recorrido no puede ser más sencillo. Una sencilla ruta de tierra, prácticamente llana, recorre el cauce del río a lo largo de 1,5 km aproximadamente. Lo más recomendable es dar la vuelta completa por ambos lados (es decir, hacer la ruta circular), paseando con calma, ya que de este modo veremos todo desde perspectivas diferentes.
Al tratarse de un camino tan llano, puede realizarse sin problemas con niños e, incluso, con cochecitos de bebé. Se trata de un humedal con gran importancia medioambiental, por lo que es imprescindible disfrutar de él con el mayor respeto. Durante tu visita, evita gritar o hacer ruidos fuertes que puedan asustar a los animales, no tires basura y no arranques ninguna planta o flor que te encuentres en el camino. Recuerda dejarlo todo tal y como te lo has encontrado.
Además de naturaleza, ¿hay algo más que visitar?
A pesar de que El Clot es un espacio primordialmente natural, también acoge distintos rincones históricos que te pueden interesar. Su localización lo convirtió desde tiempos ancestrales en un punto de gran interés para los distintos pobladores de estas tierras.
Como puedes imaginar, hace 2000 años el paisaje no era lo que vemos en la actualidad. En aquella época era un estuario navegable, por lo que no es extraño que se encontrara muy cerca de aquí un navío del Siglo I, acompañado de numerosas ánforas usadas por los romanos para exportar vino, aceite y garum. Por desgracia, de aquella época no queda aparentemente nada en este paraje, por lo que debemos viajar en el tiempo a épocas más cercanas para poder encontrar restos visitables.
Torre del Mar
Seguramente lo primero que llamará tu atención al llegar a El Clot es la Torre del Mar. Para conocer sus orígenes debemos trasladarnos al Siglo XVI, momento en el que los piratas acechaban la costa mediterránea para apoderarse de aquello que no era suyo. Como es lógico, la población trató de protegerse creando esta torre de defensa de 10 metros de altura. En su interior, un pozo y un pesebre abastecían de agua y comida a los caballos de los soldados que aguardaban el momento de luchar por su territorio.
Ermita de la Misericordia
El nombre de este paraje ya nos hace intuir que este lugar tiene una fuerte vinculación religiosa. Según cuenta la leyenda, unos pastores que paseaban por El Clot encontraron una campana en el agua. Al sacarla de allí, descubrieron que ésta protegía una imagen de la Virgen de la Misericordia. Y, tal y como era menester en estas ocasiones, se decidió construir una ermita en la que poder venerar esta imagen.
Una leyenda más extensa profundiza en estos hechos. ¿Qué llevó a los pastores a sacar la campana del agua? Según cuentan, cada vez que en pueblo sonaba la campana de la iglesia se podía escuchar su eco bajo el agua.
La ermita que vemos en la actualidad, de planta cuadrada, blancas paredes y sobria decoración, data de mediados del Siglo XVIII. Su fachada muestra una única hornacina como elemento decorativo, en la actualidad vacía. En su interior, pequeños restos de pintura al fresco luchan por mantener vivo el recuerdo de la leyenda que acabamos de narrar. Además, en los últimos años se ha hecho una pequeña restauración de la ermita, por lo que su estado es notoriamente mejor que el que puedes ver en muchas imágenes de internet.