Después de la árida estepa que visitábamos anteriormente, hoy hemos decidido movernos hacia un área más llena de vida y color. Aterrizamos en Budapest, y nos desplazamos unos 100km al sudoeste hasta que llegamos al Lago Balatón.
Este lago se extiende a lo largo de 80km de largo y 14km de ancho, siendo el destino nacional favorito de la mayoría de húngaros. A pesar de que solo 14km de agua las separan, las poblaciones que rodean el lago no pueden ser más diferentes. Por un lado, las localidades situadas en la orilla sur se caracterizan por sus concurridas playas (llenas de hoteles, resorts y campings), además de una amplia oferta de ocio. En el norte, por el contrario, los habitantes se reparten en pequeños pueblos dedicados a la viña, con un paisaje más montañoso y salvaje. En este post nos centraremos en la parte norte, debido a su mayor riqueza patrimonial, aunque también hablaremos del sur del denominado «Mar de Hungría». ¿Os animáis a visitarlo con nosotros?
En primer lugar, os dejamos un mapa de la zona para que podáis orientarios mejor a lo largo de todo nuestro camino. Comenzaremos en la parte norte, recorriendo el lago de este a oeste, y posteriormente volveremos al punto de inicio a través de la orilla sur.
Nos encontramos en una zona rodeada de aguas termales, de montañas volcánicas y fértiles tierras repletas de viñedos. Gracias a sus características geológicas, las aguas del lago se mantienen en verano en torno a los 25ºC, una temperatura perfecta para darse un baño y relajarse. Además, si eres amante del ciclismo te gustará saber que hay un recorrido ciclista que rodea por completo el lago, por lo que podrás disfrutar de estos preciosos paisajes mientras practicas tu deporte favorito.
Vezsprém
Antes de llegar hasta la orilla del lago visitaremos Vezsprém, a unos 15km al norte del lago. Para no alargarnos demasiado, destacaremos únicamente algunos de sus principales monumentos y puntos de interés. Su catedral neo-románica, sencilla y de líneas rectas en su exterior, nos sorprende en el interior con sus curiosas paredes pintadas. La capilla de Gizella, por su parte, nos atrae por ser el edificio religioso más antiguo de la ciudad. Los frescos únicos que decoran sus paredes resistieron al periodo turco, y todavía hoy en día parecen luchar por permanecer contando su historia. A su lado, el Palacio del Arzobispo se mantiene como el mayor tesoro de la ciudad. No en vano, se trata de un bello edificio barroco repleto de arte en su interior. Por último, pero no por ello menos bello, destacamos la torre del fuego, desde donde podemos obtener unas preciosas vistas de la ciudad y sus alrededores.
Vezsprém tiene mucho más para ver. Por ello, os animamos a que nos contactéis si queréis que escribamos más adelante otro post sobre esta bella ciudad. ¡Ya sabéis que siempre tratamos de cumplir vuestros deseos! Mientras tanto, podéis consultar las rutas a pie que el Ayuntamiento pone a disposición del turista. Están en inglés, pero podéis verlas haciendo click aquí.
A tan solo unos 10km al sur encontramos la Villa Romana Balacá, un conjunto único en la región centroeuropea. Destacan sin duda alguna sus bellos mosaicos, pero tampoco podemos perder de vista la multitud de objetos cotidianos y algunos pequeños restos de frescos. Si queréis saber más acerca de cómo era la vida romana aquí, os recomendamos acceder a este enlace (también en inglés).
Balatonalmádi
Nuestra siguiente parada es Balatonalmádi, donde ya se respira el aroma del lago y su ambiente vacacional. Uno de los principales reclamos para el turista es el Handclasp European Sculpture Park, inaugurado en 2013. Sin duda, todo un museo al aire libre con obras de artistas húngaros y europeos.
Destacamos también la iglesia calvinista fortificada, que llama la atención al visitante católico especialmente por su interior. Allí no encontramos grandes esculturas y pinturas, sino paredes blancas, suelos de ladrillo y asientos dispuestos en forma de U. En contraposición, encontramos la Iglesia de San Ignacio y la Capilla del Santo Sepulcro, ricamente decorada en tonos dorados y repleta de pinturas murales en todas sus paredes.
Más allá de los edificios religiosos, podemos seguir el Camino de Estudio de la Arenisca Roja (Vörös Homokkő Tanösvény). Se trata de una ruta circular de unos 6km que nos proporcionará unas preciosas vistas panorámicas desde la Torre de Vigilancia. También encontraremos una locomotora de vapor que nos recuerda la antigua línea de ferrocarril Veszprém-Alsóörs.
En su zona más cercana al lago encontramos un pequeño Puente de los Suspiros que une las «playas» de la localidad, delimitadas por árboles y vegetación. Si el tiempo acompaña, las aguas del lago son parada casi obligatoria, aunque deberemos abonar el precio de la entrada para poder acceder.
Balatonfüred
Siguiendo nuestro camino hacia el oeste llegamos hasta Balatonfüred, una de las localidades más visitadas del lago. Caminar por Tagore Setány (su paseo costero) es un placer que ningún viajero debería perderse. Desde aquí podemos disfrutar de unas bellísimas vistas del lago sentándonos en cualquiera de las numerosas cafeterías o paseando por los jardines que rodean el paseo.
Recorrer sus calles nos permitirá visitar numerosos memoriales y edificios históricos, como el Hospital Nacional para Enfermedades Cardíacas. Otro punto imprescindible es el Kossuth Lajos, donde podrás degustar las aguas medicinales (con ácido carbónico) que brotan de esta tierra tan bella; así como sus distintos templos. En especial, nos gustaría destacar el de Cristo Rey por su decoración interior, donde predominan los tonos azules y dorados, dotando el conjunto de una riqueza asombrosa.
A tan solo 5 minutos en coche del centro se esconde la Cueva Lóczy. Su visita guiada nos permitirá conocer mejor la actividad geológica de la zona y disfrutar de sus bellas formaciones rocosas. Debemos tener en cuenta que las cuevas sólo están abiertas de marzo a septiembre, por lo que si estamos interesados en visitarlas deberemos confirmar el día exacto de apertura y cierre.
Parque Nacional de las Tierras Altas del Balatón
Si continuamos nuestra ruta hacia el oeste llegaremos hasta el inicio del Parque Natural de las Tierras Altas del Balatón, con una superficie superior a los 500m2. Su característica principal son las formaciones rocosas que atestiguan las actividades volcánicas del período Cuaternario.
El parque se divide en 6 zonas que analizaremos a continuación a la vez que seguimos recorriendo las ciudades más destacadas del lago.
Península de Tihany
El recorrido dentro del parque nos lleva hasta la Península de Tihany, considerada la zona más bella de todo el Lago Balatón. Dentro de la población que da nombre a esta zona destaca principalmente su abadía benedictina. El edificio, construído en el siglo XI, acoge en su cripta los restos de Andrés I de Hungría. Desgraciadamente, la antigua construcción fue destruida a excepción de la cripta, por lo que el edificio barroco repleto de frescos que se observa hoy en día corresponde al siglo XVII. Desde aquí obtenemos una de las vistas más fotografiadas de la región: una preciosa panorámica del lago en todo su esplendor.
Otro de sus lugares más visitados es el Museo Etnográfico al aire libre, donde podemos conocer la arquitectura tradicional de la zona y algunos locales tan característicos como un antiguo gremio pesquero o la casa de distintos profesionales. Además, nos permitirá conocer los objetos e instalaciones utilizados durante el siglo XIX.
Por último, destacamos los «Cuartos de Monjes» (Barátlakások en idioma local), la única colonia de monjes intacta de toda Europa Central. Para llegar a ellos seguiremos una de las rutas de paseo de la ciudad, rodeada de árboles y en plena naturaleza. El complejo, excavado en el muro de basalto, está compuesto por las celdas de los monjes, una capilla y un comedor.
Hablando de la parte más natural de la península, encontramos uno de los elementos más curiosos del Balatón: dos lagos dentro del lago. De origen volcánico, se sitúan por encima del nivel del Balatón, rodeados de conos de géisers desde los que, hace millones de años, el agua salía con toda la fuerza de la naturaleza. Junto al Lago Interior encontramos el centro de visitantes Lavendula-Ház (casa de la lavanda). Aquí podemos ver distintas exposiciones que nos ayudarán a conocer y comprender mejor el lugar en el que nos encontramos. Por un lado, se proyecta un conjunto de 116 fotografías que muestran la mejor cara de los parques naturales de Hungría. Por otro lado, se explica al viajero la actividad volcánica de la zona y los paisajes resultantes, así como la relación entre hombre y naturaleza y su economía, entre la que destaca la actividad que da nombre al centro: la producción de lavanda.
Cuenca Pécsely
La siguiente área del Parque Nacional se extiende principalmente por la zona interior, tocando el lago únicamente en una pequeña zona. Su valor radica principalmente en su importancia ecológica, siendo el hogar de algunas especies en peligro de extinción.
El pueblo de Pécsely nos sorprende con sus casas bajitas, muy diferentes a las que estamos acostumbrados en España. Nos encontramos en zona de vinos, por lo que a lo largo del camino encontramos numerosos viñedos y bodegas. En medio de las dos partes que componen Pécsely, una iglesia reformista de paredes blancas se ha convertido en el símbolo de esta población y actúa como unión de ambas.
Si te gusta la historia, acércate a Dörgicse. Formado por tres aldeas situadas en colinas diferentes, el municipio todavía conserva las ruinas de tres iglesias medievales destruidas durante las guerras otomanas. Sin duda, todo un memorial de cómo era Hungría en aquella época.
En el límite del parque encontramos Balatonakali, otro de los numerosos pueblos que nos regalas unas preciosas vistas del Lago Balaton desde sus paseos costeros y embarcaderos.
Cuenca Káli
Siguiendo en la misma dirección encontramos la siguiente zona de este bello Parque Natural: la Cuenca Káli. En este caso, nos sorprende la ausencia de costa, ya que no toca en ningún momento con el lago. Nos encontramos ante una zona predominantemente llana, con amplias superficies verdes donde emergen conos de basalto.
En Szentbékkálla y Kővágóörs encontramos construcciones rocosas que han sobrevivido prácticamente intactas hasta la actualidad. Si buscáis en Google Maps la zona concreta deberéis escribir Kötenger para no perderos.
Muy cerca de este último pueblo encontramos las Velétei Palotarom, una puerta hacia otro mundo. Un paisaje en el que se entremezclan ruinas de edificios de piedra con las plantas que reclaman el terreno que la naturaleza les ha dado, siendo una de las partes más boscosas de esta zona.
En la parte este de esta zona, encontramos el Centro de Visitantes de Monoszló. Aquí conoceremos en profundidad los detalles geológicos de la región y, una vez más, la relación hombre-naturaleza que ha caracterizado siempre esta cuenca. Además, en Hegyestű encontramos uno de los miradores más bonitos de Káli. Gracias a los paneles informativos, será muy fácil identificar las colinas que tenemos delante y disfrutar del paisaje al máximo.
Si echáis en falta el lago, os recomendamos hacer una parada en Révfülöp. De entre los muchos pueblos marineros que encontramos en esta zona, hemos querido destacar este por las impresionantes vistas que podemos obtener desde el mirador de la colina Fülöp. Desde aquí, vemos a nuestros pies casas que se esconden entre la vegetación a orillas del Lago Balatón. En algunas ocasiones, el agua se entremezcla con las nubes, creando un paisaje de cuento. También destaca su Museo de Historia Local, donde se exponen documentos históricos, etnográficos y geológicos recogidos por los niños de su escuela primaria entre 1953 y 1974. Sin duda, un museo curioso que bien merece una visita. Otra de las visitas imprescindibles de Révfülöp es su paseo costero, en el que encontramos una curiosa estatua del «Rey Rana» y el bello edificio del casino.
Cuenca Tapolca
Esta parte del Parque Natural se caracteriza por los llamados órganos de piedra de la colina Szent György, situada en el centro de la Cuenca Tapolca. Sin duda, nos encontramos ante un espacio tranquilo y salvaje que parece inalterado. Las construcciones que le dan nombre tienen su origen, como no podía ser de otra manera, en la lava. Por supuesto, podremos recorrerlas a través del sendero de casi 4km que las recorre. Este camino nos permitirá ver cómo se alzan a nuestro lado, imponentes, columnas de basalto de hasta 40 metros de alto rodeadas por una frondosa vegetación que nos recuerda la fertilidad de estas tierras. Una vez lleguemos a la parte más alta del sendero, la vista panorámica que obtenemos nos demostrará que la caminata ha valido la pena.
Si buscamos un espacio con mayor huella humana, sus viñedos (que comenzaron a poblar estas tierras durante la estancia de los romanos), así como por los restos arquitectónicos que encontramos en forma de castillos en ruinas, iglesias y palacios son una buena opción.
Cerca de Badaksony encontramos Róza Szegedy, que acoge el Museo del Vino. Aunque este lugar no se caracteriza únicamente por ello. Su decoración de estilo barroco y el romanticismo que evoca el lugar son sus principales reclamos. Esta casa de finales del Siglo XVIII toma su nombre de la esposa del poeta Sándor Kisfaludy, inmortalizada en gran parte de la obra de su marido. De hecho, el amor que ambos se profesaban también se muestra en otro de los puntos más bellos de esta zona: en Rózsakő. Este lugar con nombre tan complicado, no es más que una gran piedra de basalto en forma de banco donde, según narra la gente de la zona, los dos enamorados solían sentarse. La leyenda va más allá, y cuenta que cualquier pareja que se siente aquí de espaldas al lago se casará en menos de un año. ¿Te atreves a comprobar si es cierto?
A pesar de todos estos lugares, sin duda alguna, el punto más visitado de esta Cuenca no se encuentra en la superficie, sino bajo tierra. Bajo las casas de Tapolca, un tortuoso sistema de cuevas se abre paso y deja fluir el agua por su interior. El visitante puede recorrer la impactante cueva en una barca y descubrir las bellas entrañas de esta región.
Colinas de Keszthely
Por fin llegamos a la parte más occidental del parque natural, donde se encuentran las Colinas de Keszthely. Lo más destacado de esta zona es, sin duda alguna, el Palacio Festetics. Nos encontramos ante uno de los palacios más queridos de Hungría, de estilo barroco. Pasear por sus salas decoradas con mobiliario original es todo un placer, así como perderse entre los libros de su biblioteca. Sus jardines (de acceso gratuito) invitan al visitante a recorrerlos de forma pausada y tranquila, disfrutando de cada paso. Por supuesto, al tratarse de un palacio ducal no encontramos la riqueza de otros palacios como Versalles, pero aun así la visita vale la pena.
Un poco más al norte encontramos uno de mis rincones favoritos de la región: Hévíz. Sin lugar a dudas, la ciudad es conocida por su lago termal al aire libre. El entorno es de ensueño: un lago rodeado de árboles en medio del cual se erige un edificio para poder atender a todos los visitantes. Como no podía ser de otra manera, se trata de un lago de origen volcánico, por lo que la temperatura de sus aguas se mantiene de forma natural a unos 34ºC en verano 26ºC en invierno. Lo ideal para disfrutar de estas aguas es alquilar un flotador y sentir cómo nos mantenemos sobre el agua mientras nos relajamos disfrutando del paisaje. La entrada al lago para 3 horas ronda los 10€, por lo que no hay excusa para no disfrutar de este lugar. Si queréis profundizar más acerca de este lago, os recomendamos esta visita virtual. ¿A que es precioso?
Aunque pueda parecer todo lo contrario, el invierno es también un buen momento para visitar Hévíz, ya que encontramos una zona cubierta para poder disfrutar de los beneficios de sus aguas a lo largo de todo el año. Además, debido a la diferencia térmica entre el aire y el agua, se produce una especie de niebla sobre la superficie del agua que ayuda a mantener el calor y nos permite beneficiarnos de estos vahos naturales.
También resulta muy interesante el conjunto que forman las cuevas Csodabogyós, muy cerca de Balatonederics. Adentrarse a pie en estas cuevas, equipados con casco, mono y linterna (además de con botas, tal y como nos recomiendan) es toda una experiencia. Las visitas, realizadas con guías que nos explican la formación de este espacio repleto de estalactitas, se alargan hasta dos horas (para aquellas personas que se decidan por la visita más sencilla) y hasta cuatro horas para los más valientes.
A tan solo 1,5 km al sureste de aquí encontramos uno de los museos que más nos ha sorprendido: el Museo Africano. Por supuesto, nadie espera encontrar un museo de este estilo en Hungría (al igual que el Safari Park que lo acompaña). Su fundador fue un famoso cazador originario de estas tierras, que trajo consigo su colección de trofeos cuando regresó a su ciudad natal. Por supuesto, hoy en día también encontramos animales vivos, así como unas cabañas que se construyeron aquí siguiendo el método tradicional africano.
Kis-Balatón
Llegamos a la última de las zonas de este parque natural, en la parte suroeste del lago. El Kis-Balatón ya nos llama la atención por su nombre: el pequeño Balatón. Nos encontramos ante un humedal único en Europa que constituye un lugar perfecto para la observación de aves acuáticas, especialmente el observatorio Hídvég. De las marismas emerge un curioso puente arqueado de madera por el que podremos pasear a pie y que es, indiscutiblemente, una de las pocas huellas humanas que vemos a lo lejos.
Si contratamos alguna de las visitas guiadas, también podremos conocer la Cabaña Matula (réplica en honor al científico Jakab Vönöczky Schenk) y el Memorial István Fekete (donde el visitante puede adentrarse en el estudio de este escritor). Aunque uno de los rincones más destacados es la reserva de Búfalos, equipado con zonas de descanso, paneles informativos y una torre panorámica.
Siófok
Nuestro viaje termina en Siófok, la ciudad más importante del sur del lago. Desde el primer momento se respira un aire relajado y «playero», con una amplia oferta de ocio nocturno y un precioso paseo costero que nos invita a sentarnos en sus terrazas a tomar algo o comprar algo en sus puestecillos. Como veis, un ambiente muy parecido al que encontramos en la costa mediterránea. Eso sí, si echamos un vistazo al horizonte, las montañas que delimitan el norte del lago nos recordarán que no estamos al lado de un mar o un oceáno, sino de un enorme lago. También os recordamos que, al contrario que en España, aquí las zonas de baño gratuito están restringidas, por lo que si queremos refrescarnos en el agua lo más probable es que tengamos que pagar el acceso a una de estas «playas».
Si nos alejamos de la orilla y nos adentramos en la población, sentiremos que estamos realizando un pequeño viaje en el tiempo hasta la época socialista, momento de expansión de esta zona como destino turístico. Edificios como la Estación de Autobuses o muchos hoteles mantienen la característica estética de ese momento, recordando al visitante un pedazo de historia de Hungría. Uno de los lugares más visitados de la ciudad es la torre del agua, desde donde podemos conseguir las vistas más bonitas de la ciudad. Además, en su parte superior hay un restaurante situado sobre una plataforma giratoria, por lo que podemos sentarnos tranquilamente a disfrutar del paisaje que se abre ante nosotros. Te damos un consejo: si puedes, acércate con tiempo para disfrutar de la puesta de sol.