Hoy descubriremos una ciudad muy especial para mí, ya que es a la que debo mi nombre. Un lugar deshabitado desde hace siglos pero lleno de encanto: Medina Azahara. Según la leyenda, el rey Abderramán III mandó construir esta ciudad palatina para dedicársela a Azahara, su favorita. En 2018 la UNESCO reconoció el valor único de esta gran ciudad nombrándola Patrimonio de la Humanidad. ¿Quieres conocerla?
¿Dónde está Medina Azahara?
Medina Azahara, también conocida como “La ciudad brillante” es una localidad de origen árabe situada en las afueras de Córdoba, a unos 10km del centro de la ciudad. Para llegar hasta el yacimiento tenemos varias opciones. Por un lado, podemos ir con nuestro propio coche. Deberemos conducir hasta el parking del centro de recepción de visitantes y, desde allí, coger un autobús lanzadera que recorre los 2 km restantes.
Otra opción es reservar en la oficina de turismo el autobús que lleva desde el centro de Córdoba hasta Medina Azahara. Es muy importante informarse con antelación de los horarios, y tener en cuenta que la reserva se debe hacer siempre el día de antes.
Por último, también puedes contratar una visita guiada que incluya el transporte desde Córdoba. Así no tendrás que preocuparte de encajar los horarios.
Leyenda de Medina Azahara
Antes ya os hemos adelantado que fue el rey árabe Abderramán III quien quiso dedicar esta bella ciudad a su querida Azahara («la resplandeciente»). ¿Pero quieres saber un poquito más de esta romántica leyenda?
El amor que el rey sentía era tan grande que decidió crear la ciudad más bonita y lujosa que pudo imaginar, teniendo en cuenta hasta el más mínimo detalle para que Azahara se sintiera feliz y cómoda. Para ello mandó utilizar los mejores mármoles, azulejos y maderas. Rodeó los edificios de bellísimos jardines con plantas y flores traídas de todos los rincones del mundo, y los llenó de hermosos pájaros.
A pesar de la suntuosidad de este palacio, Azahara continuaba triste y no dejaba de llorar. Al preguntarle el rey el motivo de su tristeza, la bella dama respondió que lloraba por no poder contemplar la nieve de Sierra Nevada (de donde era originaria). Tras escuchar esto, y siempre según la leyenda, el enamorado rey le prometió que haría que nevara para ella en Córdoba. Inmediatamente mandó plantar numerosos almendros frente a la Medina, tan juntos que en el momento de florecer un manto blanco se extendía por toda la montaña, dando la sensación de que estaba todo nevado. De este modo, su querida Azahara nunca más volvió a llorar.
Otras versiones menos románticas cuentan que la joven (originaria del norte de España) fue regalada al rey por su abuelo. Según estas fuentes, todos los esfuerzos del rey (locamente enamorado de ella) se hicieron para evitar que ella huyera.
Aunque no sabemos si alguna de estas dos leyendas es real, lo cierto es que la ciudad existe y se puede visitar. Todavía podemos recorrer las estancias (o lo que queda de ellas) de la que en su día fue la sede del gobierno y residencia del califa. La desaparición de la ciudad durante siglos ha evitado que la estructura y la ornamentación se vea modificada, permitiéndonos conocer cómo era la arquitectura árabe original de la época. Por desgracia, el paso de los siglos y el expolio han hecho mella en este lugar, pero a pesar de todo Medina Azahara ha sabido mantener su majestuosidad.
¿Por qué se construyó aquí Medina Azahara?
En el Siglo X era costumbre en Oriente que, al subir al trono, cada califa fundara una ciudad como residencia personal, sede de la Administración del estado y símbolo de su poder y autoridad. El emplazamiento elegido fue este lugar ubicado sobre la ladera de Sierra Morena, dominando el paisaje de la llanura a sus pies.
Por supuesto, esta elección no fue algo aleatorio. En este lugar, el rey y su corte tenían un fácil acceso a todos los recursos que necesitaban (tanto para construir la ciudad como para alimentarse), y contaban con infraestructuras suficientes para funcionar y mantenerse conectados con el resto de Al-Andalus. De hecho, se aprovechó un antiguo acueducto romano el siglo I para, junto a una red de canalizaciones subterráneas y pozos, abastecer de agua corriente esta nueva ciudad.
¿Qué visitar en Medina Azahara?
Medina Azahara, Madīnat al-Zahrā’ en árabe, se estructura en tres terrazas diferenciadas rodeadas de una gran muralla que las protege. Cada terraza alberga un edificio del conjunto palaciego, repartidos en función de su carácter público o privado y de su importancia. En la parte más alta encontramos las estancias privadas del califa. En la parte media, las salas con función gubernamental. Por último, en la parte inferior encontramos la mayor parte de viviendas y la mezquita.
Lo primero que debemos tener en cuenta al empezar nuestra visita es que visitaremos el complejo a la inversa del recorrido habitual del Siglo X. Las visitas protocolarias se recibían en la muralla sur, ascendiendo con los invitados hacia el Alcázar. En la actualidad el itinerario está marcado al revés, descendiendo desde la muralla norte.
Viviendas Superiores
Empezamos nuestra visita por la Puerta Norte, de donde partía la carretera que unía la Medina con Córdoba. Desde aquí lo habitual es girar a la derecha, llegando al antiguo sector residencial de Medina Azahara. De este modo llegamos a las conocidas como Viviendas Superiores, dos residencias organizadas en torno a amplios patios cuadrados. Al final de la calle que separaba estas viviendas se situaba el Cuerpo de Guardia, controlando el acceso entre la zona administrativa y la residencial.
Casa de Ya’far
Atravesando las antiguas caballerizas (algo difícil de imaginar en la actualidad) llegamos a la llamada Casa de Ya’far, antigua residencia del Primer Ministro. Aquí encontramos un buen ejemplo de vivienda de un alto cargo de la administración califal, dividida en dos partes. Por un lado, en la parte norte, una zona dedicada a uso privado. Por otro lado, en la parte sur encontramos el área dedicada a las tareas administrativas y de representación. Justo en esta zona encontramos las construcciones más ostentosas.
Como es habitual en este tipo de edificios, los altos cargos trataban de demostrar todo su poder mediante la ostentosa decoración a base de mármol blanco, ataurique (la típica ornamentación árabe basada en las formas vegetales) y un número importante de arcos de herradura.
Simplemente atravesando un corredor llegamos a las Viviendas del Servicio. En estas estancias, con diferentes secciones y organizadas en torno a un patio, se realizaba todo el trabajo doméstico de las viviendas que acabamos de mencionar. Por ello, no es de extrañar que encontremos aquí zonas dedicadas a la elaboración de alimentos, un horno (que todavía se conserva) y las habitaciones de los sirvientes.
Gran Pórtico
Volvemos al sector oficial de la Casa de Ya’far, donde nos paramos a admirar el Gran Pórtico, inicialmente compuesto por catorce arcos que intentaba transmitir la riqueza y el poder de sus habitantes. Nos encontramos en la entrada monumental (y que atravesaban todas las visitas protocolarias) al Alcázar de Medina Azahara, fachada de la próxima Plaza de Armas y lugar desde el que el califa pasaba revista a sus tropas.
Mezquita Aljama
Tomamos el camino de bajada hasta la siguiente terraza y encontramos la Mezquita Aljama (o Alhama). El templo está formado por una gran sala de oración, compuesta por nada menos que cinco naves separadas por arcos de herradura.
Como se puede observar en el plano que hemos compartido anteriormente, la mezquita se encuentra fuera del recinto amurallado del Alcázar, orientada en dirección sureste. Un pasadizo reservado al califa unía el templo con la residencia, permitiéndole acceder directamente al oratorio oculto de las miradas del pueblo.
Salón Abd al-Rahman
Nuestra última parada es el Salón Abd al-Rahman (también conocido como Salón Rico). Estamos en el gran lugar de recepciones políticas del califa y centro de celebración de las fiestas religiosas, siendo hoy en día principal reclamo de Medina Azahara. Como puedes imaginar con este nombre, el salón se caracterizaba por su ostentosa decoración, caracterizada principalmente por piedras talladas que representaban el árbol de la vida y el firmamento. Este salón constituía el núcleo principal de un gran complejo integrado por un gran jardín con cuatro albercas y distintas estancias abiertas al jardín, todas ellas pavimentadas con lujoso mármol blanco.
En resumen…
Como puedes ver, Medina Azahara constituye un gran tesoro arqueológico. A pesar de que se encuentra continuamente en proceso de restauración, es un maravilloso ejemplo de cómo eran las edificaciones de Al-Andalus en el siglo X. Además, su leyenda envuelve a la ciudad de un halo de romanticismo que la hace todavía más especial.
Si te animas a visitarla pero no quieres complicarte, te recomendamos que contrates una visita guiada que incluya transporte desde Córdoba. ¡Sabes que nos encanta que nos expliquen todos los secretos de cada yacimiento! Si lo prefieres, también puedes contratar un free tour por Medina Azahara, aunque tendrás que llegar hasta allí por tu cuenta.