El mejor sitio para empezar el recorrido por Mons es La Grand-Place, la Plaza Mayor de la localidad, donde se localizan gran parte de los edificios más antiguos de la ciudad, creando un ambiente totalmente armónico, lo que junto a los numerosos bares y restaurantes la convierten en un lugar lleno de vida, perfecto para descansar mientras se disfruta de su belleza.
Ayuntamiento de Mons (Mons, Bélgica) |
A 400 metros de la plaza encontramos la Colegiata de Sainte-Waudru, dedicada a la santa que puso fin a la epidemia de peste en la ciudad. El edificio, también de estilo gótico, está decorado con numerosas estatuas de alabastro de Jacques Du Broeucq. Aunque a simple vista pueda parecer una catedral debido a sus vidrieras, sus altas bóvedas y por su gran coro, formado por 15 capillas y un sillar de principios del siglo XVII, ningún templo de Mons ostenta este título. La Colegiata destaca por su majestuoso órgano, reconstruído en 1952 utilizando todos los materiales que se pudieron conservar del original, de finales del siglo VXIII; aunque sin duda las piezas más importantes son el relicario, de 1887, y el Carro de Oro, empleado en una de las fiestas más importantes de la ciudad. Si os interesa, en este enlace podéis disfrutar de unas maravillosas imágenes de la Colegiata, para que podáis percibir su grandiosidad.
Colegiata de Sainte-Waudru (Mons, Bélgica) |
Muy cerca de aquí podéis encontrar la Casa Española o Casa de la Prensa, uno de los pocos ejemplos de arquitectura típica española que quedan en la ciudad, construido en ladrillo rojo entre los siglos XVI y XVII.
Calle de Mons con la Casa Española al fondo (Mons, Bélgica) |
Uno de los mayores reclamos turísticos de la ciudad tiene lugar la mañana del domingo después de Pentecostés, cuando se celebra la Procesión del Carro de Oro y el Combate del Lumecon, un festejo nombrado Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad que recorre la ciudad desde la Colegiata de Sainte-Waudru hasta la Grand Place. A medio día se produce el “Ascenso del Carro de Oro”, que contiene los restos de Sainte-Waudru, y que pone fin a la procesión. Posteriormente, se representa el combate de San Jorge y el Dragón al son de música popular, simbolizando la batalla entre el bien y el mal.