Durante nuestro viaje por tierras segovianas hicimos una parada en la Villa de Pedraza, dejando allí un trozo de nuestro corazón. A pesar de visitarla durante un día lluvioso, su belleza nos cautivó hasta el punto de quedarnos más tiempo del previsto. ¿Quieres conocerla con nosotros?
¿Dónde está Pedraza?
El destino que visitamos hoy se encuentra en la provincia de Segovia, a poco más de 30 km de la capital. Nos encontramos en una zona tradicionalmente ganadera, que debe gran parte de sus casas y palacetes a la exportación de lana merina. Por ello, no es raro ver grandes extensiones de terreno en esta región, así como ermitas escondidas en medio de ellas.
Otros lugares de interés cercanos a Pedraza son Sepúlveda (a unos 25 km al norte), Turégano (unos 30 km al oeste) o Navafría (a unos 15 km al sur). Si tienes ganas de conducir un poquito más, no puedes perderte La Granja de San Ildefonso (a apenas 40km) o la bella Sierra de Guadarrama.
¿Qué ver en Pedraza en un día?
El reducido tamaño de Pedraza lo hace un destino ideal para visitas de un día, ya que podrás disfrutar con tranquilidad de cada rincón de la población sin prisas. Como siempre, nuestro mayor consejo es que por un momento dejes el mapa de lado y te dejes llevar sin rumbo por sus calles empedradas. Alza la vista hacia los dinteles de las puertas para no perderte ningún blasón, legado de la importancia que esta pequeña villa llegó a tener gracias al comercio de lana merina.
Plaza Mayor de Pedraza
Comenzamos nuestra visita, como no podía ser de otra manera, en el centro neurálgico de esta villa medieval. Si algo caracteriza la Plaza Mayor de Pedraza es, sin duda alguna, sus bellos soportales y los imponentes escudos heráldicos que adornan sus fachadas. En el extremo sur encontramos la Iglesia de San Juan Bautista, un templo románico que, a pesar de haber sufrido diversas modificaciones todavía conserva su estructura original en gran parte. Por desgracia, nosotros la encontramos cerrada, pero si tienes la suerte de verla abierta podrás disfrutar de su interior barroco. Si tienes tan mala suerte como nosotros, tendrás que conformarte con disfrutar de su bella torre de doble arquería.
Este lugar es perfecto para hacer una parada y reponer fuerzas en cualquiera de sus bares y restaurantes, ya sea en las terrazas que ocupan la plaza durante los días soleados o en el interior de estos edificios históricos. Tanto si decides sentarte a tomar algo como si no, tómate tu tiempo para prestar atención a cada detalle de este lugar. Repasa con la mirada cada soportal, cada escudo, cada balcón… e imagina cómo debía ser la vida aquí en los Siglos XVI y XVII, su momento de máximo esplendor.
Calle Real
Desde aquí, te invitamos a tomar la Calle Real, una de las principales vías de la villa (no en vano, conecta la Plaza Mayor con la Puerta de la Villa). A pesar de tratarse de una calle angosta y (aparentemente) sin mucho interés, te animamos a recorrerla despacio, levantando la vista de los adoquines para fijarla en los distintos edificios que encontramos a nuestro paso.
Estamos seguros de que los bellos edificios de piedra te sorprenderán. Presta especial atención a la Casa de Pilatos, la Casa Grande o la Casa de los Pérez y Salcedo, consideradas algunas de las más bonitas de la villa.
Puerta de la Villa – Cárcel de Pedraza
Aunque ya habrás pasado seguro para acceder a Pedraza (no en vano, la Puerta de la Villa es el único acceso para vehículos), te recomendamos acercarte a pie hasta ella para poder verla con calma. Si has visitado Pedraza con anterioridad, seguramente te sorprenderá su aspecto actual. A pesar de que se encontraba enlucida, en una restauración reciente se decidió (muy acertadamente, a nuestro parecer) dejar al descubierto su estilo mudéjar.
En la parte superior encontramos el escudo de los Fernández de Velasco, señores de la Villa durante nada menos que cuatro siglos. Sobre él, una sencilla cruz situada en la parte exterior de la Cárcel de la Villa, un edificio del Siglo XIII que funcionó como prisión hasta 1890. En la actualidad el edificio acoge un museo en el que podemos recorrer las distintas celdas y conocer su historia. Si visitas su interior, no olvides prestar atención a los dibujos y grabados que encontrarás en sus paredes y puertas.
¡Y no te olvides de mirar más allá de la puerta! Justo en la parte exterior de la villa encontrarás un pequeño «mirador» en el que no es difícil que podáis ver cigüeñas volando (un plan perfecto si viajáis con niños). También podréis ver una bonita panorámica de la sierra y, a vuestra izquierda, la Casa del Águila Imperial y un precioso acueducto (desde el que comienzan varias rutas de senderismo).
Torre y pozo de las Hontanillas
Seguimos con nuestro recorrido por Pedraza siguiendo la Calle de las Cuestas, una vía que discurre prácticamente paralela a las antiguas murallas de la villa. Tras un breve paseo rodeados de muros de piedra cubiertos de color y balcones llenos de flores llegamos a una pequeña explanada que nos maravilla con la panorámica que nos ofrece. La belleza del valle capta nuestra atención, enmarcada por las bellas montañas (durante nuestra visita, nevadas) que lo rodean.
Una pequeña escalera llama nuestra atención y, animados por una cigüeña que vemos reposando sobre una torre, empezamos a descender hasta llegar a ella. Se trata de una torre albarrana, una construcción originariamente conectada a la muralla por un pequeño puente. ¿Por qué se construía así y no pegada a ésta? Muy sencillo: si la torre caía en manos enemigas, destruir el puente sería suficiente para complicar el acceso a la villa. Dentro de ella, el Pozo de las Hontanillas (de nada menos que 15 metros de altura), antiguo aljibe que aseguraba las provisiones de agua para la población.
Iglesia de Santa María de Pedraza
De camino a nuestra próxima parada nos encontramos con la Iglesia de Santa María, un templo abandonado desde el Siglo XIX. Quizás sea un signo más de la decadencia que sufrió Pedraza en los últimos siglos. La iglesia, que durante siglos albergó las celebraciones religiosas de los Condestables, hoy amenaza ruina.
Sus muros todavía muestran el esplendor de otros tiempos, así como la evolución del edificio (reflejada en elementos de diferentes estilos arquitectónicos). Su torre todavía se alza imponente, a pesar de haber visto su altura reducida en algún momento de la historia.
Castillo de Pedraza
Por fin llegamos al Castillo de Pedraza, residencia durante siglos del Condestable de Castilla, mando supremo del ejército y máximo representante del rey en su ausencia. Si eres un apasionado de la historia, seguramente conocerás a algunos de ellos: Álvaro de Luna, don Pedro Fernández de Velasco (cuyo mausoleo, situado en la Catedral de Burgos, es más que conocido), Miguel Lucas de Iranzo (probablemente con don Juan Pacheco implicado en su asesinato) o Pedro Enríquez de Castilla.
El Castillo actual fue construido en el Siglo XIII sobre restos de antiguas fortificaciones romanas y árabes, y ampliado a lo largo de los siglos siguientes. Su torre del homenaje, con bellos torreones circulares, sus arquerías románicas de medio punto, el escudo del Señorío de Velasco adornando los muros… nos ayudan a viajar en el tiempo y nos muestran, una vez más, la importancia que este lugar tuvo en otros tiempos.
Uno de los hechos más destacados que tuvo lugar en este lugar fue la estancia en 1529 de Francisco y Enrique, hijos de Francisco I de Francia, para asegurar que su padre cumplía con todo lo estipulado en el Tratado de Madrid con Carlos I (entre otros, que renunciaba a sus derechos sobre diversos territorios como Flandes o Nápoles y que se casaría con Leonor, la hermana del emperador).
Pero cuidado, porque el Castillo de Pedraza no siempre estuvo en tan buen estado. Corría el año 1926 cuando Ignacio Zuloaga, un reputado pintor vasco enamorado de Segovia, compró las ruinas del castillo y de la Iglesia de Santa María con la intención de reformarlos. Tras acondicionar una de sus torres, instaló en ella su estudio. En la actualidad, el Castillo de Pedraza acoge el Museo Ignacio Zuloaga.
Leyendas del Castillo de Pedraza
Como toda fortaleza que se precie, el Castillo de Pedraza está rodeado de misterio y de leyendas. La más conocida es, sin duda alguna, la de Elvira y Roberto. Estos jóvenes, amigos desde la infancia, estaban locamente enamorados el uno del otro. Para su desgracia, el señor del castillo vio a la joven y se enamoró al instante de su belleza e hizo valer sus derechos feudales para tomarla como esposa.
Al enterarse de la noticia, el pobre Roberto se sumió en una profunda depresión. ¿Qué podía hacer él, un simple campesino, ante su señor? Tras el duro golpe, decidió entregarse a Dios e ingresar en un monasterio donde sanar su herida. Allí vivió hasta que falleció el capellán del castillo y llamaron al monje más virtuoso a sustituirle: Roberto.
Elvira rápidamente le reconoció. Su mente le decía que evitara acercarse a aquel capellán del que un día estuvo enamorada. Lo mismo hacía él, tratando de callar los gritos de su corazón a base de oración. Hasta que un día estalló la guerra y el señor marchó a defender Castilla. A su regreso tras la victoria de Navas de Tolosa, notó un extraño comportamiento en su amada esposa, descubriendo su infidelidad. Fuera de sí por los celos y la envidia que sentía en ese momento, buscó venganza. Tras un multitudinario banquete torturó al pobre monje en presencia de todos colocándole una corona con púas, calentada al rojo vivo. Luego quiso dirigirse a su esposa, pero la encontró en sus aposentos con el corazón traspasado por una daga.
A pesar del tiempo que ha pasado, las gentes del lugar cuentan que todavía algunas noches pueden verse dos extrañas figuras, resplandecientes por una orla de fuego, paseando entre las derruidas almenas. A pesar de la separación y el sufrimiento, sus almas han logrado permanecer juntas para siempre.
Casa del Águila Imperial
Antes de despedirnos de Pedraza tomamos el coche y nos dirigimos junto al acueducto que hemos visto desde la Puerta de la Villa. Aquí encontramos la denominada Casa del Águila Imperial, un centro de interpretación situado sobre las ruinas de la antigua Iglesia de San Miguel.
En su interior encontramos toda la información necesaria para planificar la visita al Parque Natural Sierra Norte de Guadarrama: rutas, servicios del parque, información sobre el Águila Imperial… También información sobre la Villa de Pedraza y sus alrededores.
Pero, más allá de la exposición que encontramos actualmente, no debemos olvidar prestar atención al entorno en que nos encontramos. Junto al edificio principal se sitúan los Jardines de San Miguel, un espacio de origen medieval con un alto interés botánico.
¿Qué ver cerca de Pedraza?
Ermita de la Virgen de las Vegas
Si visitas Pedraza y eres amante del Arte Románico, no puedes perderte la hermosa Virgen de las Vegas de Requijada, situada a apenas 6 km de la Villa. Junto a la carretera SG-P-2322, en plena naturaleza, encontramos un pequeño templo de estilo románico tardío, construido entre los Siglos XI y XIII dedicado a la Patrona de la comarca de Pedraza.
A pesar de su imagen sobria y su aspecto prácticamente irrelevante, nos encontramos ante un templo de gran importancia en otro siglo. Aquí fueron bautizados los Siete Infantes de Lara, hijos de Doña Sancha. También aquí se elegían los procuradores de la Tierra de Pedraza. ¿Nada mal para un lugar tan apartado, verdad?
Pero dejemos el coche y disfrutemos de cada detalle de este precioso lugar construido sobre un mausoleo de época paleocristiana. Acércate a su galería, compuesta por siete arcos de medio punto. Recorre con calma cada uno de los arcos, prestando atención al detalle de cada uno de sus capiteles. En ellos encontramos representados centauros, sirenas de doble cola, dromedarios… ¿Los ves?
Nos acercamos a su puerta, bellamente engalanada con motivos vegetales y tonos rojizos. En ella encontramos un cartel que nos anima a llamar a la persona que guarda las llaves, pero no queremos molestarla. Si tienes la oportunidad te animamos a descubrir su interior, decorado con pinturas renacentistas del Siglo XVI.
Sepúlveda
A apenas 25 km al norte de Pedraza encontramos Sepúlveda, otro de los considerados Pueblos más bonitos de España. Como no podría ser de otra manera, te recomendamos comenzar vuestra visita en la Plaza Mayor y realizar un tranquilo paseo por la localidad, dejándote sorprender por cada rincón que encontrarás.
Si te gusta la naturaleza, no olvides subir hasta el Santuario de la Virgen de la Peña. Dirígete a la parte trasera del templo para disfrutar de una vista panorámica del Río Duratón. También puedes realizar la Senda de los dos Ríos, una pequeña (y sencilla) ruta que a nosotros nos enamoró.
Si quieres saber más acerca de Sepúlveda, mantente atento a nuestro blog. ¡Pronto escribiremos un post dedicado en exclusiva a este lugar!
Cueva de los Enebralejos
¿Todavía te queda tiempo en la región? En ese caso, te recomendamos conducir tan solo 14 km al este de Pedraza, hasta la localidad de Prádena. Aquí encontramos la Cueva de los Enebralejos, la mayor y más conocida de toda la provincia de Segovia.
Lo primero que nos llama la atención al entrar en este lugar es su composición geológica. Nos encontramos ante un espléndido conjunto repleto de estalactitas y estalagmitas que se suceden a lo largo de las distintas salas y galerías. Para que te hagas una idea de su tamaño, la superficie visitable se reduce a 600 metros, de los 3.670 que componen el conjunto.
Pronto descubrimos que este lugar fue usado por nuestros antepasados como necrópolis. Muestra de ello son los grabados y pinturas que encontramos en sus paredes, datados aproximadamente del año 2.500 a.C. El asentamiento humano se encontraba sobre ella, en el mismo lugar que hoy en día ocupa el centro de interpretación. En él encontramos una reproducción del poblado prehistórico
Según cuentan las gentes del lugar, la cueva llegó a ser precintada en tiempos de la Inquisición para evitar que los judíos se escondieran en ella. ¡Como para encontrarlos en un espacio así!
Castillo de Castilnovo
Por último, pero no por ello menos importante o interesante, os recomendamos el Castillo de Castilnovo. Situado aproximadamente a medio camino entre Sepúlveda y Pedraza, esta fortaleza fue residencia de personajes tan ilustres como Álvaro de Luna, Juan II de Castilla (padre de Isabel la Católica) o Juan Pacheco, entre muchos otros.
Los orígenes de este Castillo son inciertos, ya que no se han encontrado restos arqueológicos que confirmen las referencias literarias existentes. Aún así, todos los historiadores coinciden en su origen árabe. Álvaro de Luna marcó, en el Siglo XV, el estilo mudéjar todavía hoy claramente visible en los materiales de construcción. Todo ello, rodeado de un bello bosque de sabinas y y enebros que complementan la belleza del entorno.
Tras pasar por diversas manos (incluidas las de los Reyes Católicos), en el Siglo XIX el Castillo de Castilnovo pasa a pertenecer a la rama católica de los Hohenzollern (¿recuerdas que hace un tiempo visitamos el Castillo Hohenzollern? ¡Allí te hablamos más de esta familia!).
Al igual que sucedió con el Castillo de Pedraza, esta fortaleza también fue adquirida por un pintor (en este caso, José Galofre), que lo restauró manteniendo el estilo mudéjar.
Su interior acoge en la actualidad una colección de Soldaditos de Plomo, así como dos bibliotecas y diferentes salones preparados para acoger eventos de todo tipo.