Parque Nacional Volcán Tenorio y Río Celeste

Por primera vez en nuestro blog salimos de Europa y nos vamos nada más y nada menos que…. ¡A Costa Rica!

Situado en plena América Central, Costa Rica es un país repleto de naturaleza, playas paradisíacas y parques naturales. En concreto, hoy nos dirigimos hasta el Parque Nacional Volcán Tenorio, situado en la Cordillera de Guanacaste, al Noroeste del país.

Este Parque Natural toma su nombre del volcán situado en su interior, el Volcán Tenorio, que domina todo su paisaje alzándose imponente ante el visitante y recordándole en todo momento, a pesar de encontrarse inactivo, el poder de la naturaleza.A pesar de ello, el mayor atractivo del lugar lo otorga el Río Celeste, un río de ese mismo color que discurre por todo el Parque Nacional llenándolo de vida y ofreciendo un precioso paisaje que deja a todos con la boca abierta.

Según cuenta la leyenda, el Río Celeste se formó el día en que Dios, creando el mundo, pintó el cielo de ese color y lavó el pincel en estas aguas, tiñéndolas de por vida.

Río Celeste (Parque Nacional Volcán Tenorio, Costa Rica)

Os proponemos comenzar echando un vistazo al plano del parque para situarnos y hacernos una idea de todos los lugares que podemos visitar.

Lo más típico al visitar este lugar es tomar la ruta “Senderos del Tenorio”, que guía al viajero durante 3km por los lugares más característicos de la falda del volcán.

Antes de comenzar la ruta, nos gustaría recomendaros un buen calzado de montaña impermeable, ya que el terreno es bastante irregular y suele estar embarrado, así como una mochila con agua y algo de comer, ya que la ruta, de unos 6 km entre la ida y la vuelta, suele durar varias horas (sobre todo si nos detenemos a disfrutar del paisaje, a respirar los aromas de la naturaleza y a guardar en nuestra retina las maravillas que la naturaleza nos ofrece).

También es recomendable no adentrarse en ninguna de las cuevas que encontraremos por el camino, ya que en muchas de ellas se encuentran presentes gases tóxicos producidos por la actividad volcánica del Tenorio.
Después de estos consejos… ¡Comenzamos!

Tras atravesar un tramo de bosque tropical llegaremos a uno de los principales reclamos del parque, una catarata de unos 30 metros de altura donde el verde que recubre las rocas se mezcla con el azul celeste de la laguna sobre la que rompe la cascada, especialmente intenso en días soleados.

Cascada (Parque Nacional Volcán Tenorio, Costa Rica)

Si continuamos con la ruta llegaremos hasta un mirador desde donde se divisa el Volcán Tenorio, donde la cumbre se asoma entre la abundante vegetación dejando claro quién domina el paisaje e invitando al visitante a acercarse más.

Prosiguiendo el camino alcanzaremos la Laguna Azul, una poza donde el agua, al permanecer quieta, muestra en su máximo esplendor su característico color celeste, una vez más envuelto por un verde intenso de la vegetación que sólo la fértil tierra volcánica y el clima tropical del país pueden lograr.

Laguna Azul (Parque Nacional Volcán Tenorio, Costa Rica)

Tan solo unos metros más adelante la actividad volcánica del Tenorio vuelve a hacerse patente, manifestándose la salida de gases volcánicos en forma de burbujas en el agua del río, dejando en el ambiente un característico olor a azufre.

Desde aquí, solo queda atravesar algunos puentes colgantes de madera para llegar hasta el lugar donde comienza la magia de este Parque Natural, el lugar conocido como Los Teñideros. Es en este lugar donde se juntan las transparentes aguas de dos ríos y, debido a una serie de reacciones químicas aquí producidas, pudiendo observar perfectamente una franja que separa los colores de las aguas transparentes y de las aguas celestes resultantes.

Puente de Madera sobre el Río Celeste (Parque Nacional Volcán Tenorio, Costa Rica)

Me gustaría destacar que este cambio de color es tan solo un efecto visual, por lo que si cogiéramos el agua entre nuestras manos, volvería a tener un color transparente.

Este punto es un lugar perfecto para descansar disfrutando de este espectáculo de la naturaleza antes de deshacer el camino recorrido para volver al punto de partida y finalizar nuestro día inmersos en la naturaleza y desconectados de la estresante vida moderna.