Una semana más seguimos con nuestro paseo por el Rin. En concreto nos dirigimos a Königswinter, un pueblecito a unos 10 km al sur de Bonn famoso por el Castillo Drachenburg. Llegar aquí desde la ciudad natal de Beethoven es muy sencillo: únicamente tenemos que coger el Stadtbahn 66 hasta Clemens-August Straße. Además, si tenéis tiempo y os apetece, también podéis llegar hasta aquí en menos de una hora subiendo a uno de los muchos barcos que hacen pequeños cruceros por el Rin.

Königswinter

Empezamos a pasear dejando el Rin a nuestra derecha y, a poco más de 300 metros, encontramos el Hotel Loreley. Os recomendamos parar y echarle un vistazo a su bella fachada neobarroca, construida a finales del Siglo XIX. El interior es otro tesoro reservado a quienes aquí se alojan (o a quienes no les da vergüenza entrar), ya que mantiene la esencia clásica y original.

De aquí nos dirigimos al Siebengebirgsmuseum, un pequeño museo situado dentro de otro bonito edificio. Siebengebirge (Siete Montañas) es el nombre que recibe la región en la que nos encontramos, aproximadamente entre Bonn y Bad Honnef. Su exposición permanente acerca al viajero los bellos paisajes de esta zona situada a orillas del Rin a la vez que le explica los principales hechos históricos que han tenido lugar en estas tierras. Entre sus piezas más destacadas encontramos cuadros que representan algunos castillos desaparecidos por el paso del tiempo, porcelana regional, maquetas de barcos o postales antiguas. A su lado, la Plaza del Ayuntamiento nos sorprende con una fuente con un curioso caño: un dragón. ¿Será una señal de lo que encontraremos en lo alto del castillo?

Plaza del Ayuntamiento de Königswinter (Alemania)
Plaza del Ayuntamiento de Königswinter (Alemania)

A tan solo unos pasos encontramos Eselsbrunnen (la fuente del burro o del asno), una escultura de bronce que recuerda la tradición de subir a Drachenfels y a otros destinos de la región a lomos de este animal. Por suerte, hoy en día existen otros métodos y ya no es necesario abusar de este pobre animal.

Esselsbrunnen (Königswinter, Alemania)
Esselsbrunnen (Königswinter, Alemania)

Drachenfels

Seguimos paseando a orillas del río hasta el monumento dedicado a Wolfgang Müller, novelista y poeta nacido en Königswinter a principios del Siglo XIX. Desde aquí tomamos la Hauptstraße (calle principal), donde disfrutamos de bellas casas de entramado y de arquitectura típica barroca. La más importante la encontramos en el cruce con Drachenfelsstraße, una de las pocas que sobrevivieron al incendio que arrasó la ciudad en 1689.

Drachenfelsbahn

Desde aquí nos dirigimos a la Talstation (estación baja del funicular) y cogemos el famoso Drachenfelsbahn (Tren de la Roca del Dragón). Al entrar en la estación nos da la bienvenida la locomotora de vapor original, de 1927. Decorando las paredes podemos observar distintos carteles antiguos que publicitaban el tren junto con imágenes y objetos originales. También vemos un curioso reloj que marca de forma precisa la edad del Drachenfelsbahn, indicando años, días, horas y minutos. El funicular, fácilmente reconocible por su color verde y el dragón que adorna sus laterales, nos sube en tan solo unos minutos a la parte más alta de esta montaña, Drachenfels.

Subida en el Drachenfelsbahn (Königswinter, Alemania)
Subida en el Drachenfelsbahn (Königswinter, Alemania)

El funicular tiene dos paradas: una a mitad camino, donde se encuentra el castillo Drachenburg, y otra superior en la que nos bajamos. Nada más pisar tierra ya reconocemos una de las imágenes más fotografiadas de Königswinter: una impresionante panorámica del Rin que nos recuerda a las vistas desde Rüdesheim o Heidelberg. El imponente río discurre tranquilo, rodeado de una vegetación que sólo interrumpen los pequeños pueblos que históricamente aprovecharon las aguas del Rin para abastecerse. Tejados  torres de pizarra contrastan con el verde que marca todo el paisaje, creando una panorámica de cuento de hadas. En días claros podemos incluso ver Bonn y, con prismáticos, las altas agujas de la Catedral de Colonia.

Ruinas del Castillo Drachenfels

A nuestras espaldas se alzan majestuosas las ruinas del que un día fue el Castillo Drachenfels, mandado construir por el Arzobispo de de Colonia en el año 1138. A pesar de su estado actual, el castillo es un monumento muy querido que ha pasado a formar parte de este bello paisaje. De hecho, se trata de uno de los primeros edificios en Alemania que contó con protección del patrimonio, ya que en 1836 el gobierno prusiano adquirió el área para evitar su completa desaparición.

Castillo Drachenburg

Después de recargar pilas en uno de los bares con mejores vistas que nos hemos encontrado bajamos hasta el principal atractivo de Königswinter: el Castillo Drachenburg. Nos encontramos ante el Castillo más joven de todo el Rin, un pintoresco edificio de muros rojizos y afiladas torres construido a finales del siglo XIX. A pesar de que no sea un castillo estrictamente hablando (en realidad se trata de una villa), y aunque suene a tópico, es imposible ver esta construcción y no pensar en los cuentos de hadas. De hecho, son muchas las parejas que deciden hacer realidad su propio cuento y contraer matrimonio entre los muros de este castillo.

En un lateral, dos ciervos dorados delimitan las escaleras de acceso al edificio. Una vez atravesamos sus muros descubrimos bellísimas pinturas que cubren las paredes del castillo, vidrieras llenas de color y dorados techos que transmiten una imagen de lujo extremo. Las estancias todavía conservan mobiliario de época, lo que hace más fácil imaginar la vida entre estas paredes.

Interior del Castillo Drachenburg (Königswinter, Alemania)
Interior del Castillo Drachenburg (Königswinter, Alemania)

Por si todavía no crees que el castillo tiene suficiente atractivo para visitarlo, durante la época de adviento un precioso mercadillo de navidad se instala en sus jardines. ¿Te imaginas una atmósfera más especial que esta?

Cogemos el camino de bajada que nos lleva de vuelta a Königswinter. Aquí encontramos un pequeño Biergarten donde coger fuerzas. Aunque no quieras tomar nada, el edificio de entramado rodeado de árboles seguro que te cautiva. Unos pocos pasos más adelante se sitúa el Nibelungenhalle, un pequeño terrario en el que encontramos distintos tipos de reptiles

Siguiendo el sendero llegamos de nuevo hasta la estación, terminando nuestro recorrido por este bello rincón. Si quieres más información, aquí te dejamos una pequeña guía de Königswinter (a partir de la página 12). Desgraciadamente sólo la hemos encontrado en alemán, aunque puede ser útil para ver los principales puntos de interés.

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