Si por algo es conocida Alemania es, sin duda, por sus castillos. Todo el país se encuentra plagado de grandes fortalezas que recuerdan las batallas y grandezas de otros tiempos. Especialmente en el sur, la Ruta Romántica y las fortalezas del Rin nos permiten sorprendernos con la arquitectura germana.

Hoy visitaremos una de esas grandes fortalezas, un símbolo de la antigua Prusia y uno de los pocos castillos del mundo que todavía pertenecen a la dinastía que lo mandó construir (aunque nunca residió en él de forma habitual): El Castillo de Hohenzollern.

¿Dónde está en Castillo de Hohenzollern?

Esta famosa fortaleza está situada en la región de Baden-Wurtemberg, al sur del país, entre las poblaciones de Hechingen y Bisingen. ¿No te suenan de nada, verdad? ¡A nosotros tampoco hasta que descubrimos el castillo! Para que no te pierdas, te diremos que nos encontramos a unos 50 km al sur de Stuttgart, 130 km al noreste de Friburgo de Brisgovia y unos 110 km de Baden-Baden. Así mejor, ¿verdad?

Como puedes ver en las imágenes, el castillo se alza imponente en lo alto de la montaña, rodeado de árboles. Es imposible mirarlo y no imaginar la riqueza de la familia que lo mandó construir y que, como te contábamos, todavía lo mantiene en su propiedad.

¿Quiénes eran los Hohenzollern?

Para que entiendas un poco mejor la historia de la familia (y, con ello, la del castillo), te contaremos que los Hohenzollern eran originarios de Suabia, muy cerca de donde nos encontramos ahora mismo. Para encontrar las primeras referencias escritas acerca de ellos debemos remontarnos al Siglo XI, aunque no fue hasta el Siglo XV cuando empezamos a descubrir las primeras muestras de su gran influencia.

Durante el Sacro Imperio Romano Germánico, los Hohenzollern tenían el privilegio de formar parte del selecto grupo de príncipes electores. Poco a poco fueron ampliando su poder, llegando a ser Emperadores de Alemania y Reyes de Prusia. De hecho, la historia les tenía reservado un papel fundamental…

Vista del Castillo Hohenzollern desde el exterior (Bisingen, Alemania) - Fuente: Schwarzwaldplus
Vista del Castillo Hohenzollern desde el exterior (Bisingen, Alemania) – Fuente: Schwarzwaldplus

Seguramente su personaje más conocido sea Guillermo II de Alemania, último Kaiser del Imperio Alemán y último Rey de Prusia. Algunas fuentes lo culpan de haber querido desatar la Primera Guerra Mundial a causa del asesinato de su íntimo amigo Francisco Fernando de Austria. Por supuesto, esta afirmación no está demostrada y , de hecho, la guerra marcó el final del Imperio Alemán y lo llevó al exilio. Por tanto, si fue idea suya no le salió muy bien la jugada…

Sea como sea, nos gustaría remarcar que debemos a los Hohenzollern algunos de los lugares más famosos de Berlín, como el Palacio de Charlottenburg, la Catedral, el Palacio Imperial (recientemente reconstruido) o la impresionante Isla de los Museos.

Historia del Castillo

Como no podía ser de otra manera, el Castillo que los Hohenzollern mandaron construir en este lugar debía estar a la altura de su impresionante poder y grandeza. Las primeras referencias al castillo las encontramos a mitad del Siglo XIII, aunque su apariencia y decoración no están claramente documentadas. A mitad del Siglo XV se amplió la fortaleza, reforzando sus defensas. Tras la Guerra de los Treinta Años, cambió de manos repetidamente y, desgraciadamente, acabó abandonado.

No fue hasta el Siglo XIX cuando Federico Guillermo de Prusia decidió reconstruirlo, creando uno de los complejos más impresionantes de estilo neogótico del país. Si por algo se caracteriza el nuevo castillo desde que lo divisamos a lo lejos es por sus numerosas torres y su robusto aspecto. Una vez nos acercamos a él, descubrimos que combina de manera magistral elementos de arquitectura civil y militar, creando un resultado único.

¿Qué ver en el Castillo de Hohenzollern?

Tras su reconstrucción, la familia mostró un gran interés por decorarlo con grandes obras de arte que remarcaran el valor histórico de su dinastía. Con el tiempo, y con la apertura del castillo al público, se empezaron a exponer piezas de gran valor para ellos.

Seguramente la más importante de todas sea la corona de Guillermo I (Kaiser Wilhelm, el último emperador alemán), algunos efectos personales de Federico II el Grande (rey de Prusia hasta 1786), así como una carta de George Washington agradeciendo la ayuda de la familia en la Guerra de la Independencia de Estados Unidos.

Interior del Castillo Hohenzollern (Bisingen, Alemania) - Fuente: Schwarzwaldplus
Interior del Castillo Hohenzollern (Bisingen, Alemania) – Fuente: Schwarzwaldplus

Por ello, te animamos a adentrarte en el castillo para descubrir todos sus secretos… Una vez dejes el coche en el parking, puedes coger un autobús shuttle que pone el castillo a tu disposición o subir paseando a través del bosque. Por supuesto, para nosotros la mejor opción es la segunda, ya que permite disfrutar muchísimo más del entorno. Se trata de un paseo de apenas media hora que te llevará hasta la muralla. Eso sí, ¡prepárate para la pendiente!

Pero justo antes de atravesar la imponente muralla tómate un momento para darte la vuelta. Deléitate con la impresionante panorámica que se abra ante ti, en el que pequeños pueblos vigilados desde antaño por el castillo se abren en medio del verde del bosque. Una vez dentro del recinto amurallado, podrás sentarte a descansar en un Biergarten mientras disfrutas tranquilamente de los bellos edificios que lo rodean.

Capilla de San Miguel Arcángel

Desde aquí podemos visitar la Capilla de San Miguel Arcángel. Se trata de una pequeña capilla católica de origen medieval, la única conservada del segundo castillo. Su principal atractivo son, sin duda alguna, las maravillosas vidrieras que adornan sus paredes y llenan el espacio de luz. La más destacada representa el escudo de armas de los Hohenzollern, una muestra más del poder que la familia llegó a tener.

Capilla de Cristo

Justo al otro lado del patio del castillo encontramos la Capilla de Cristo, un pequeño templo protestante de estilo renacentista. ¿Por qué encontramos templos de dos confesiones distintas en la vivienda de una familia? La respuesta es muy sencilla: porque dentro de la familia había miembros católicos y miembros protestantes.

La estética de este templo está inspirada en la Sainte Chapelle de París. Nuevamente encontramos en las vidrieras el elemento decorativo principal. En esta ocasión, sus imágenes narran el nacimiento y la crucifixión de Jesucristo, así como a los Doce Apóstoles.

En este mismo lugar descansaron desde 1951 hasta 1991 los restos de Federico el Grande y de su padre, Federico Guillermo I, trasladados aquí desde Potsdam para evitar que cayeran en manos del Ejército Rojo. Tras la reunificación alemana, fueron trasladados de nuevo a la terraza del Palacio de Sanssouci (en el caso del primero) y la Iglesia de la Paz de Potsdam (en el caso del segundo), lugar donde descansan en la actualidad.

Capilla de Cristo en el Castillo Hohenzollern (Bisingen, Alemania) - Fuente: Schwarzwaldplus
Capilla de Cristo en el Castillo Hohenzollern (Bisingen, Alemania) – Fuente: Schwarzwaldplus

Estancias del Castillo

Comenzamos la visita a las distintas estancias del Castillo de Hohenzollern y, nada más entrar en la primera sala, no podemos más que maravillarnos con el imponente árbol genealógico que encontramos ante nosotros. En él vemos cómo se enlazan los distintos componentes de esta importante familia. Podemos recorrer, siglo tras siglo, las distintas generaciones de Hohenzollern hasta nuestros tiempos. De hecho, es curioso saber que el último miembro de esta larga dinastía nació ya entrado el siglo XXI.

Salón de los Condes

De aquí pasamos al Salón de los Condes, pensado para acoger grandes banquetes y celebraciones. Como solía ser habitual en los palacios, se pretendía que las zonas donde recibían invitados fueran una muestra del poder que la familia tenía, por lo que esta estancia es la viva imagen de la opulencia: grandes columnas de mármol coronadas por capiteles dorados, un suelo de mármol con los colores de los Hohenzollern, una bóveda con ornamentos de oro…

Interior del Castillo Hohenzollern (Bisingen, Alemania) - Fuente: Schwarzwaldplus
Interior del Castillo Hohenzollern (Bisingen, Alemania) – Fuente: Schwarzwaldplus

Biblioteca

Continuando con la visita, llegamos hasta una de nuestras partes favoritas: la biblioteca. En realidad se trata de diversas galerías encadenas que conectan los salones de representación (es decir, la zona donde se recibían las visitas) y las habitaciones privadas. Te recomendamos prestar atención a las paredes de la biblioteca. En ellas, podemos disfrutar de ocho pinturas que representan los dos castillos anteriores, basándose tanto en leyendas como en episodios históricos reales.

Salón Azul

Una vez en las estancias privadas encontramos el Salón Azul, el aposento de la Reina. Esta estancia toma su nombre del color, como puedes imaginar, del tapizado de gran parte del mobiliario que en él encontramos. No perdáis detalle del trabajo de artesonado del techo, recubierto con una capa dorada, así como del friso que lo rodea, donde están representadas las esposas de los príncipes electores de Brandeburgo.

Cámara del Tesoro

Seguimos recorriendo las estancias del Castillo de Hohenzollern y, en la planta inferior, encontramos una de las salas más esperadas, la Cámara del Tesoro. Localizada en las antiguas cocinas, hoy en día alberga una exposición con los objetos más preciados de la familia: armas de la edad media (entre ellas una espada de 1’80 metros), objetos artísticos… Aunque sin duda alguna, el objeto más destacado es la corona de los Hohenzollern, creada especialmente para la coronación de Guillermo II como Rey de Alemania.

Volviendo al patio central, en la parte trasera, encontramos la bajada hacia las casamatas, desde donde se puede obtener una preciosa vista panorámica de todos los terrenos que rodean el castillo (se dice que, en días claros, se puede llegar a ver hasta a 100 km a la redonda). ¡Todo un regalo para la vista!

Zeller Horn: La mejor vista del Castillo de Hohenzollern

Vista del Castillo Hohenzollern desde el Zeller Horn (Bisingen, Alemania) - Fuente: DZT Francesco Carovillano
Vista del Castillo Hohenzollern desde el Zeller Horn (Bisingen, Alemania) – Fuente: DZT Francesco Carovillano

Por último, sólo nos queda recomendaros el que es considerado como el mejor lugar para hacer una preciosa foto del castillo desde lejos: El Zeller Horn. Se trata de una montaña cercana al castillo desde donde se puede ver la silueta del mismo presidiendo el paisaje en lo alto de la montaña, rodeado de campos y de vegetación. Desde el aparcamiento hasta el mirador se debe de andar únicamente unos 20 minutos, por lo que la visita merece totalmente la pena.

Además, en esta misma montaña se encuentra la Iglesia de Maria Zell, un pequeño edificio de muros blancos y decoración austera que, según cuenta la leyenda, fue devuelto a su lugar original por los ángeles después de que se la llevaran de allí.

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