¿Te gustaría conocer la fortaleza que, durante la Edad Media, acogió una de las cortes más importantes de toda Alemania? Hoy te ayudamos a recorrer el impresionante Castillo de Heidelberg, un tesoro renacentista con muchísimo que descubrir. ¿Vienes?
Un poco de historia sobre el Castillo de Heidelberg…
Situado a 80 metros de altura de la colina llamada Königstuhl (Silla del Rey), el antiguo Castillo de Heidelberg (actualmente semiderruido) se alza imponente como símbolo de la ciudad.
Esta fortaleza, compuesta en realidad por diversos edificios, empezó a construirse en el siglo XIII. Con el paso de los siglos sufrió distintas ampliaciones y daños que la llevaron a su aspecto actual. ¿Quieres saber una curiosidad? El Castillo de Heidelberg fue destruido en dos ocasiones (1537 y 1764) por un rayo. ¡No todo iban a ser guerras!
La historia del castillo comienza cuando los Condes Palatinos renanos (posteriores príncipes electores) eligieron Heidelberg como su lugar de residencia. Originariamente se construyó un gran castillo de gran poder defensivo, ampliado con distintos edificios residenciales que convirtieron el castillo en palacio.
Hasta la Guerra de los Treinta Años, el Castillo de Heidelberg (o palacio, como tú prefieras) albergó una de las cortes más importantes del reino, y por supuesto la edificación debía estar a la altura. Para nosotros, lo más impactante fue observar con detalle sus impresionantes fachadas repletas de estatuas. Una obra de arte que no deja indiferente a nadie.
Con el tiempo (y los destrozos causados por las tempestades y las guerras) el palacio de ser útil como residencia, y el Príncipe Elector trasladó su residencia a la cercana Mannheim, donde construyó un enorme palacio barroco. Ochenta años después, los artistas románticos volvieron a poner en valor lo que quedaba del que fuera uno de los palacios más importantes de Alemania.
Si nos sigues habitualmente ya sabrás que nos encanta conocer las leyendas de los lugares que visitamos, y por supuesto el Castillo de Heidelberg no iba a ser una excepción. ¡Te las iremos contando a medida que lo recorramos!
También sabrás que nos encantan las visitas guiadas (¡son la mejor forma de profundizar en la historia del lugar!). En el caso del Castillo de Heidelberg, debes saber que hay algunos espacios interiores que sólo se pueden visitar contratando la visita guiada, por lo que para nosotros es casi imprescindible contratarla.
Cómo llegar al Castillo de Heidelberg: El Berghbahn
Al igual que Baden-Baden o Wiesbaden, Heidelberg también cuenta con su propio funicular. El Bergbahn de Heidelberg (literalmente, tren de montaña) es un funicular histórico que hace accesible la montaña y el castillo a todos los públicos.
El Bergbahn cuenta con tres paradas: la inferior (situada junto a la plaza Konrmarkt, en la que es habitual tomarlo), la intermedia (llamada Schloss, en la que se encuentra el castillo) y una superior llamada Molkenkur que ofrece unas vistas espectaculares.
A pesar de que su trayecto pueda parecer corto (tan solo 1’5 km), debemos recordar que es el más largo de toda Alemania. A raíz de las últimas obras realizadas en 2005, el tramo inferior se considera uno de los más modernos, mientras que el superior es uno de los más antiguos de todo el país. ¡No solo Berlín es una ciudad llena de contrastes!
En nuestra opinión, lo ideal es comprar el billete de solo subida del Bergbahn, que te permitirá llegar hasta la parte superior. Desde arriba del todo podrás disfrutar de una maravillosa panorámica de la ciudad y sus alrededores. Una vez en el castillo, la bajada hasta la ciudad es un simple paseo.
Qué ver en el Castillo de Heidelberg
Elisabethentor (Puerta de Elisabeth)
Después de esta introducción, empezamos a recorrer esta impresionante fortaleza. Nada más bajar del Bergbahn ya nos sentimos impresionados por el lugar en el que nos encontramos… Comenzamos atravesando la Elisabethentor, una preciosa puerta de arenisca roja dedicada a Isabel Estuardo (esposa de Federico V, rey de Bohemia y Elector Palatino del Rin). Según la leyenda, esta puerta fue un regalo de cumpleaños y se erigió en únicamente una noche (imaginamos que para sorprender a su querida esposa y que no pudiera sospechar nada). Presta atención al delicado trabajo que adorna las columnas. Si te fijas, podrás encontrar lagartijas, ranas o ardillas escondidas entre el follaje tallado en la piedra.
A lo largo de este paseo (los conocidos como Jardines de la Artillería) podrás disfrutar de unas vistas panorámicas de la ciudad (aunque luego te enseñaremos un lugar mejor para ello). Justo frente a ti verás la Dicker Turm (literalmente, la torre gorda o fuerte).
Schlosshof (Patio del Castillo)
Volvemos sobre nuestros pasos y nos dirigimos al Schlosshof, el patio del Castillo de Heidelberg, punto clave para la visita al Castillo. Desde aquí podemos dirigirnos a cualquiera de los principales atractivos del castillo, por lo que sí o sí pasarás por este patio durante tu visita.
Tómate tu tiempo para disfrutar de cada edificio que compone este tesoro: te aseguramos que encontrarás detalles que te cautivarán. ¿No crees que es imposible no pararte a pensar en cómo sería en su época de máximo esplendor? Te invitamos a dejar volar tu imaginación…
Edificio Ruprecht
Comenzamos nuestra visita por el edificio más antiguo que todavía se conserva del palacio residencial de Heidelberg. Su fachada ininterrumpida y su entrada gótica lo convierten en uno de los pocos vestigios del castillo medieval tardío. Seguramente el elemento más destacado del edificio es el escudo de armas del rey Ruprecht I (Roberto I del Palatinado), representando una gran águila imperial, un león palatino y el rombo de Wittelsbach.
La planta baja del Edificio Ruprecht alberga el Salón de los Caballeros y el Salón de Modelos, que todavía conservan parte de su elegante decoración original. Además, en las visitas guiadas al Castillo de Heidelberg podrás ver las maquetas del palacio y el jardín.
Edificio Ottheinrich
Seguimos la visita por uno de los edificios más emblemáticos: el Edificio Ottheinrich, que toma su nombre de Otón Enrique (onde elector y príncipe elector del Palatinado durante el siglo XVI).
Lo reconocerás fácilmente por su impresionante fachada, una de las más bonitas y antiguas del Palacio y una obra maestra del renacimiento alemán. Majestuosas estatuas creadas en el Siglo XVI decoran estos muros, inmortalizando en piedra la imagen y la agenda política del soberano. Entre estas imágenes también aparecen representados héroes de la antigüedad (como Hércules) y distintos emperadores romanos, representando el poder militar y político. ¡Por cierto! Si quieres saludar a Otón Enrique, lo encontrarás en el portal central 😉
El edificio está semiderruido, lo que le da un atractivo especial. ¿No crees que es imposible no pararte a mirar el cielo a través de las ventanas? Especialmente en días soleados en los que el cielo luce de un precioso color azul que contrasta con el rojizo de los muros del edificio. El tejado, originariamente a dos aguas, fue dañado por el fuego de las tropas francesas a finales del Siglo XVII, y un rayo lo terminó por derruir. Únicamente la planta baja llegó a mantener su techo, alojando en su interior las esculturas originales de la fachada (retiradas de la misma por motivos de conservación) y el museo de la farmacia.
Museo de la Farmacia
Como imaginarás por su nombre, este museo repasa la historia de la Farmacia y los medicamentos, mostrando la evolución histórica de esta disciplina y el aspecto de las distintas áreas de trabajo y herramientas a lo largo de los siglos.
Para nosotros es una visita interesante, aunque es cierto que si quieres disfrutarlo con tranquilidad, necesitarás contar con bastante tiempo. Si buscas qué hacer con niños en Heidelberg te interesará saber que el Museo de la Farmacia cuenta con una estancia en la que los niños pueden experimentar con distintos ingredientes en un pequeño laboratorio a su medida.
Gran Barril (Großes Fass)
Otro de los grandes atractivos del Castillo de Heidelberg es el conocido como Gran Barril. Aunque con este nombre ya te puedes hacer una idea de por dónde va el asunto, te aseguramos que no esperas el verdadero tamaño de este barril. ¡Prepárate para quedarte con la boca abierta!
Antes de decirte la capacidad total del barril te diremos algunos datos sobre él que seguro que te sorprenden… A lo largo de la historia, este castillo ha albergado cuatro toneles de grandes dimensiones. El primero de ellos, destruido durante la Guerra de los Treinta Años, se construyó en 1592, contando con una pista de baile en su parte superior. ¡Como lo lees! Tal fue la impresión que causó en su época que se llegó incluso a escribir un poema en su honor.
El barril actual, con casi el doble de capacidad que el original (nada menos que 221.726 litros) se fabricó en 1751, y también cuenta con una plataforma en su parte superior que permite visitarlo desde arriba. Aunque no podrás bailar sobre el barril (suele estar bastante lleno de gente) sí que podrás andar sobre él. ¡Algo es algo!
La leyenda de Perkeo
Como puedes imaginar, este enorme barril era sinónimo de festejos y alegría. Y, como no podía ser de otra manera, hay varias historias y leyendas alrededor de él. Hoy te queremos presentar a Clemens Pankert, mayordomo y responsable del vino en la corte del Príncipe Elector.
Clemens, natural del Tirol, era un gran aficionado de esta bebida. Cada vez que alguien le ofrecía otra copa, él siempre contestaba en italiano «perché no?» (¿por qué no?), lo que le hizo ganarse el apodo de Perkeo.
Tal era su afición al vino que, según la leyenda, se cuenta que desde su más tierna infancia ésta es la única bebida que Clemens consumía. También que él solito era capaz de vaciar el gran barril de un solo trago. Te invitamos a pararte un momento frente al Gran Barril cuando visites Heidelberg. Analiza cuidadosamente su tamaño e imagina a una persona con enanismo a su lado. ¿Impresiona el contraste, verdad? Ahora imagina a esa persona bebiéndose todo el contenido del barril de un solo trago. Pues bien, esa era la imagen que sus contemporáneos tenían de él. ¡No cabe duda de que era el borrachín más famoso de la región!
Pero lo más impresionante de su historia no era su capacidad de beber sin límites, sino su estado de salud. Se dice que Perkeo contó con una envidiable salud hasta que, ya octogenario, enfermó por primera vez en su vida. Siguiendo el consejo del médico cometió el grave error de sustituir el vino por agua, lo que (según la leyenda, por supuesto) le causó la muerte de forma casi inmediata.
A día de hoy Perkeo sigue custodiando el Gran Barril de Heidelberg. Si te fijas en la pared verás una escultura de madera que representa al que fuera bufón y mayordomo de la corte sujetando una copa de vino mientras no le quita el ojo al enorme recipiente que lo custodia. ¡No te olvides de saludarlo cuando pases a su lado!
Edificio Heinrich
En mejor estado de conservación encontramos el Edificio Heinrich, también caracterizado por su impresionante fachada ricamente decorada. Este edificio fue mandado construir por Friedrich IV sobre los restos de un edificio medieval anterior como residencia de la familia. A pesar de que se incendió y sufrió graves daños en el siglo XVIII, en 1893 se decidió restaurar las antiguas salas (ahora abiertas al público, siempre con visita guiada).
Uno de los rincones más queridos y apreciados es la capilla del castillo. Esta obra del siglo XVIII, con una rica decoración, es un lugar elegido por muchísimas parejas para darse el Sí Quiero, ¿Quieres conocer el motivo? ¡Reserva una visita guiada y lo descubrirás!
Salón de Cristal
Conectando el edificio Otthenrich y el edificio Heinrich encontramos el conocido como Edificio del Salón de Cristal (Gläserne Saalbau), un precioso ejemplo de Renacimiento Temprano. Lo reconocerás fácilmente por sus arcadas de estilo italiano y su austera estética (especialmente, si la comparamos con los edificios que lo flanquean).
El edificio recibe su nombre de uno de los salones situados originariamente en el segundo piso, una maravillosa sala decorada con espejos venecianos. Por desgracia, el techo se derrumbó durante el siglo XVIII, quedando techadas únicamente las arcadas situadas en la fachada.. En la actualidad, la sala se ha vuelto a cubrir con un techo de cristal (en honor al nombre del edificio) y se ha habilitado para la celebración de eventos.
A su lado encontramos el campanario, una construcción de planta octogonal. Aunque originariamente fuera una simple torreta, a lo largo de los siglos se transformó y se reforzó su estructura, convirtiéndose en lo que vemos en la actualidad.
Edificio inglés
Como ya te hemos contado al inicio del post, el Príncipe Elector Federico V estaba locamente enamorado de su esposa Isabel Estuardo. Al casarse con ella, decidió que su amada merecía un palacio residencial a su altura, y decidió construir uno especialmente para ella: el conocido como edificio inglés. Al no quedar espacios abiertos alrededor del Schlosshof, tuvo que buscar un espacio fuera del antiguo palacio (por ello, el mejor lugar para disfrutar de este edificio es el Jardín de la Artillería).
El resultado fue un lujoso edificio de planta trapezoidal, con bellas decoraciones en estuco (como demuestran los restos que se han conservado junto a las ventanas). Por desgracia, durante los Siglos XVII y XVIII el edificio sufrió graves daños y sus techos se derrumbaron. En este caso no se han vuelto a reconstruir, por lo que a través de sus ventanas únicamente verás el cielo.
Junto a los restos del Edificio Inglés encontramos la Dicker Turm, una robusta construcción con muros de nada menos que 7 metros de espesor. En su interior se situaba una gran sala con 16 esquinas en la que se celebraban grandes cenas y celebraciones, así como representaciones teatrales y conciertos que animaban la vida de la corte.
Gran Terraza
Con unas preciosas vistas del Neckar encontramos la Gran Terraza, uno de los mejores lugares para conseguir una preciosa panorámica de la ciudad y del río. Pero si lo visitas y quieres conocer otra leyenda del castillo, te invitamos a prestar atención al suelo de la Gran Terraza.
Si te fijas podrás encontrar una marca en la piedra con forma de pie. ¿La ves? Según la leyenda, esta huella fue dejada por un valiente caballero al saltar desde una ventana del Edificio Friedrich. ¿Por qué salto desde la ventana? Algunas versiones cuentan que huía de un incendio que se produjo en el interior. Otras menos inocentes afirman que trataba de evitar que le descubrieran intimando con una dama. Sea como sea, no pierdas la oportunidad de tratar de introducir tu pie en esta huella. Según la leyenda, si tu pie encaja en ella tendrás una vida llena de felicidad. ¿No crees que vale la pena intentarlo?
Los jardines del Palacio de Heidelberg: El Hortus Palatinus
Aunque ya hemos visitado las contrucciones del Castillo, ninguna visita está completa sin recorrer los jardines románticos del palacio. El diseño original incluía, entre otros elementos, grutas, laberintos terrazas escalonadas o camas ornamentadas. Tal era la majestuosidad de este espacio que sus contemporáneos llegaron a considerarla en algunas ocasiones «la octava maravilla del mundo». Sus secciones estaban diseñadas siguiendo el más puro estilo del Renacimiento Italiano. Un elemento muy importante de los jardines fueron sus fuentes, grandes obras de ingeniería en las que la energía solar e hidroeléctrica ponían en movimiento distintas figuras.
Pero la realidad es que el Hortus Palatinus nunca llegó a terminarse debido al estallido de la Guerra de los Treinta Años y al deterioro que ello conllevó. Durante el siglo XVIII, algunas de las esculturas ornamentales se trasladaron a los cercanos palacios de Mannheim y Schwetzingen, convirtiendo los jardines en campos de cultivo.
A pesar de que poco queda de esa grandiosidad, estos jardines del Siglo XVII siguen atrayendo a los turistas gracias a sus vistas tanto del Castillo como del Neckar. Te animamos a buscar la fuente del «Padre Rin», uno de los pocos vestigios restantes (y que te ayudará a encontrar otros restos interesantes del Hortus Palatinus de Heidelberg).