¿Te has quedado con ganas de conocer mejor Alsacia después de visitar Colmar? ¡Toma nota de este destino! Hoy te invitamos a conocer Mulhouse, una pequeña ciudad no tan conocida como alguna de sus vecinas pero que también te recomendamos visitar.
¿Dónde está Mulhouse?
Mulhouse está situada a unos 40 km al sur de Colmar y unos 90 km de Obernai, muy cerca de la frontera con Suiza y con Alemania. Esta cercanía (junto con diferentes cambios en la línea fronteriza que encontramos a lo largo de la historia) hace que, a pesar de estar en Francia, las casas medievales entramadas nos den la sensación de estar en cualquier ciudad típica alemana. Además, la gastronomía típica también tiene muchas similitudes con la germana, destacando el Chucrut y el Kougelholpf (un bizcocho en forma de corona) y el Flammkuchen (una especie de pizza típica alsaciana pero también muy conocida en toda Alemania).
Si visitas la región, te recomendamos echar un vistazo a la tarjeta turística Pass’Alsace, ya que permite conseguir las entradas a muchas atracciones turísticas (como el Castillo de Haut Koenigsburg, el Ecomuseo de Alsacia o el Castillo de Hohlandsbourg, entre otros, a un precio más ajustado que si compras las entradas por separado.
¿Qué ver en Mulhouse en un día?
Como te decíamos al principio, Mulhouse se caracteriza por su reducido tamaño, lo que la convierte en un destino perfecto para excursiones de un día. La ciudad se caracteriza principalmente por la gran cantidad de museos técnicos que tiene, siendo un paraíso para todos los amantes de las maquinarias y la evolución de los medios de transporte.
Plaza de la Reunión
Comenzaremos nuestro recorrido en la Plaza de la Reunión, centro neurálgico de la ciudad desde hace siglos. Al entrar en la plaza, numerosas casas de fachadas estrechas y colores alegres nos rodearán, recordándonos a la Marktplatz de Mainz. En este lugar se monta un precioso Mercadillo de Navidad que llena de luz, color y vida la plaza las semanas previas a la Navidad.
Ayuntamiento de Mulhouse
En esta misma plaza encontramos el Ayuntamiento de la ciudad, un edificio renacentista de color rosado que enseguida nos llama la atención por su fachada repleta de pinturas y su magnífica escalera cubierta. En su interior encontramos el Museo Histórico de la ciudad (entrada gratuita), donde podremos conocer en profundidad la historia de Mulhouse desde la Edad de Piedra hasta la actualidad a través de objetos cotidianos (como muebles, trajes o juguetes), además de armas, retratos, restos arqueológicos… todo ello mientras recorremos las salas de este bello edificio y disfrutamos de los salones de la que fuera la sede del gobierno del país antes de pasar a formar parte de Francia.
Templo de San Esteban
Sobresaliendo entre los demás edificios también encontraremos el Templo de San Esteban (temple Saint-Étienne), la iglesia protestante más alta de Francia, con una torre de 97 metros de altura. Se trata de un edificio de mitad del siglo XIX, construido en estilo neogótico aprovechando las vidrieras del templo anterior que ocupaba este lugar. En su interior destaca el maravilloso órgano del siglo XIX, así como los asientos del coro, también salvados del templo anterior.
Durante todo el año, especialmente en Navidad, se realizan conciertos en el interior del templo, por lo que si tenéis la oportunidad no os perdáis la magia que reina en este lugar mientras la música fluye y los ojos se pierden entre sus vidrieras.
Multitud de calles peatonales rodean esta plaza, convirtiendo en un verdadero placer perderse por ellas y admirar sus bellos edificios sin preocuparnos del tráfico y dedicando toda nuestra atención a disfrutar de las maravillas que la ciudad nos ofrece.
Museos de Mulhouse
Como hemos comentado antes, la ciudad tiene una gran cantidad de museos que vale la pena visitar, aunque al encontrarse la mayoría de ellos lejos del casco histórico es recomendable hacer uso del transporte público.
Entre ellos nos gustaría destacar el Museo del Automóvil, donde encontraremos modelos expuestos de las marcas más reconocidas del sector (Bugatti, Rolls-Royce, Mercedes…), así como simuladores, videos explicativos, actividades interactivas…que nos llevarán a disfrutar del mundo del automóvil como nunca lo hemos hecho y descubrir cómo han evolucionado los modelos y las características técnicas a lo largo de los años.
También es imprescindible una visita al Museo del Ferrocarril (también conocido como “Ciudad del Tren”, el más grande y completo de Europa de la materia. En este museo recorreremos la historia de los trenes desde las primeras locomotoras (del año 1884) hasta el último modelo de TGV de alta velocidad, pasando por piezas únicas de lujo. A lo largo de la exposición también podremos descubrir cómo los ferrocarriles han influido en la sociedad y en su forma de vida, ya que muestra la vida de los trabajadores de este sector, el uso de la maquinaria en tiempos de guerra, cómo han adaptado los trenes a las zonas montañosas para comunicarlas con otras poblaciones… Si viajáis con niños, seguro que les encantará subirse al “Alsace Mini-Express”, un mini-tren en funcionamiento que les llevará a través de la exposición. ¿Qué mejor forma de conocer la historia de los ferrocarriles que a bordo de uno de ellos?
Una de las atracciones estrella para los más pequeños de la casa es Electrópolis, un museo totalmente interactivo dedicado a la electricidad donde, según su propia filosofía, tratan de hacer visible lo invisible a través de proyecciones, demostraciones en vivo y actividades en las que las familias pueden participar.
Si en cambio vuestra pasión no es la técnica, sino la moda, no os podéis perder el Museo de Tejidos Estampados (con más de 6 millones de diseños expuestos, así como maquinaria para fabricarlo, libros…) además de numerosas exposiciones temporales relacionadas con la materia.
Ecomuseo de Alsacia
Si todavía os queda tiempo en la región, hay multitud de pueblecitos en la zona con más museos interesantes, entre los que nos gustaría destacar el Ecomuseo de Alsacia, localizado en Ungersheim (a unos 16 km al norte), un complejo de 70 casas rurales auténticas traídas de varias poblaciones de Alsacia para evitar su destrucción. Además de las viviendas, también encontraremos expuestos multitud de objetos de la vida cotidiana y fotografías que nos ayudarán a comprender cómo era la vida aquí, todo ello apoyado por artesanos trabajando tal y como se hacía en la antigüedad.
Sin duda alguna, Mulhouse es un destino con multitud de opciones y alternativas para todo tipo de viajero, donde el viajero siempre encontrará algo que le apasione y le haga recordar para siempre este viaje.