Conocida mundialmente por su torre inclinada, Pisa se sitúa en la bella región de La Toscana, a unos 25km de Lucca, 75 km de San Gimignano, 85 km de Florencia y 120 km de Siena (por nombrar las ciudades más conocidas), y rodeado por multitud de pueblos y ciudades medievales llenos de encanto y de magníficos paisajes.
Sin lugar a dudas, el rincón más emblemático de la ciudad es el Campo dei Miracoli, una ostentosa plaza Patrimonio de la Humanidad donde se concentran los monumentos más importantes de la ciudad: la Torre Pendente, el Duomo, el Baptisterio y el Camposanto.Por un lado, encontramos el Duomo (o Catedral de Santa María Asunta), un majestuoso edificio románico de mármol blanco ricamente decorado tanto en el exterior como en el interior, mostrando multitud de elementos con clara influencia árabe, además de algunos de estilo bizantino o clásico, que demuestran la importancia de los mercaderes pisanos fuera de Italia.
En el exterior sorprende a primera vista la gran cantidad de arcos (de clara influencia musulmana), así como los mosaicos que reposan sobre las puertas y la combinación de mármol de diferentes colores. En el interior del Duomo (gratuito) volvemos a encontrar mármol de diversos colores combinado de forma armónica, con un artesonado de madera y columnas de estilo árabe (procedentes de la mezquita de Palermo), además de una fascinante cúpula decorada con frescos. En el ábside sorprende un gran mosaico de inspiración bizantina que representa a Cristo, la Virgen y San Juan Evangelista. Dentro del edificio podemos disfrutar también de otras numerosas obras de arte (entre ellas, el suntuoso púlpito), además de ser también apreciable el desnivel existente (debido al hundimiento del edificio por causa del tipo de suelo sobre el que se asienta la plaza), siendo curioso ver que algunas naves se encuentren más altas que otras.
Delante de la Catedral encontramos un edificio cilíndrico (también de mármol blanco): el Baptisterio. Se trata del más grande de Italia, caracterizado por sus múltiples columnas y arcos ciegos y su doble cúpula. El interior sorprende por el contraste que crea el gran tamaño de la obra y la sencillez de su decoración, destacando en medio de la nave la pila bautismal, con una escultura de San Juan Bautista en el centro. También vale la pena dedicar unos minutos a admirar el bello púlpito, realizado por el mismo autor que el de la catedral, aunque más austero.
Interior del Baptisterio (Pisa, Italia) |
Aunque estos dos edificios sean realmente bellos y conocidos, el monumento más famoso de la ciudad es indudablemente la Torre Inclinada. Se trata de una torre cilíndrica recubierta de mármol que tenía la función de campanario de la catedral, y debe su fama a la inclinación causada por el tipo de suelo sobre el que se asienta la ciudad (de hecho, no es el único monumento inclinado). Subir a la torre es casi imprescindible para cualquier turista (aunque su precio sea un poco elevado), ya que ofrece una maravillosa vista de la ciudad, además de la experiencia de notar en tu propio cuerpo la inclinación (aunque otra forma, más económica, de disfrutar de Pisa desde las alturas es paseando por su muralla medieval, que delimita la Piazza dei Miracoli).
Fuera de la plaza recomiendo especialmente la visita a Santa Maria della Spina, una pequeña iglesia gótica de una sola nave situada en la orilla del río, también construida en mármol de diversos colores con una rica decoración exterior con personajes bíblicos y un sencillo interior; así como la Plaza de los Caballeros, rodeada por diversos palacios que forman parte de la Universidad de Pisa.
Si os interesan los museos, uno de los más interesantes es el Museo de La Obra de la Catedral, lleno de maquetas, planos, pinturas… y un bello claustro con una magnífica vista de la Torre Inclinada; o el Museo Nazionale di Palazzo Reale, un museo con numerosas obras de arte, tapices, armaduras… dentro de un palacio donde se reunía la corte de los Medici con sus invitados.
Si viajáis con tiempo de sobra, os recomiendo acercaros a la Basílica de San Piero a Grado, localizada cerca del Aeropuerto Galileo Galilei y rodeada de verdes prados, donde antes se encontraba el desaparecido puerto de la República Pisana. La basílica se construyó en estilo románico, aprovechando multitud de columnas y capiteles romanos que se encontraban en la zona. El interior está, una vez más, decorado con numerosos arcos y unos bellos frescos en los laterales, que contrastan con el ábside. Sin duda, un edificio religioso que contrasta con todos los demás de la ciudad.