Como ya sabrás si nos sigues por redes sociales, el pasado 2 de mayo estuvimos presentes en el NewTravelerFest y no puedes ni imaginarte la experiencia tan brutal que vivimos. Fue un día intenso, lleno de debates y de charlas que nos hicieron reflexionar y replantearnos muchísimas cosas.

Se hablaron cosas tan importantes que es imposible resumirlo todo en un post. Aún así, hemos querido compartir las conclusiones a las que nosotros llegamos en un paso a paso para empezar, desde ya, a viajar de forma más sostenible.

Antes del viaje

1. Infórmate

Sobre el transporte y la huella de carbono

En nuestra opinión, y aunque todavía estés en casa, se trata del paso más importante a la hora de preparar un viaje sostenible. Antes de elegir el destino, puedes buscar información sobre la huella de carbono que causará el medio de transporte elegido. De este modo, podrás elegir el modo de desplazarte hasta ese lugar creando el mínimo impacto posible. Por norma general, y como ya te comentamos en un post anterior, viajar por Europa en tren siempre será mejor que en avión o coche privado. En caso de que esta opción sea inviable, cada vez más empresas muestran el cálculo de la huella de carbono de ese trayecto y te dan la opción de hacer una pequeña donación para compensarlo. Si te interesa saber más sobre este tema, te aconsejamos la calculadora de Ecopassenger para comparar emisiones entre distintos medios de transporte.

También es importante pensar en el motivo del viaje y en por qué hemos elegido ese destino y no otro. Muchas veces, queremos viajar cuanto más lejos mejor sin pararnos a pensar en la gran cantidad de tesoros que tenemos al lado de casa. Reflexiona y no elijas destino únicamente en base a lo bonito que quedará en Instagram o lo mucho que podrás presumir con tus amigos. Como ya sabrás, nosotros solemos compartir sobretodo lugares de Europa, ya que no sentimos que sea necesario irnos tan lejos para encontrar lo que buscamos. Piensa en lugares que realmente te atraigan y que te apetezca conocer en profundidad. Cuando sientas ese cosquilleo, será que has encontrado el elegido.

Viajar de forma sostenible en tren

Sobre el destino

Una vez elegido el destino, lee y busca toda la información posible acerca de su cultura, sus tradiciones, su historia, sus características medioambientales… Infórmate acerca de la biodiversidad de la zona e investiga qué prácticas pueden dañarla.

Nosotros siempre hemos creído que leer acerca de la historia y la cultura del destino es un modo fantástico de apreciar muchísimo más el patrimonio que nos encontramos, pero nunca habíamos reflexionado acerca de lo importante que era hacerlo para viajar de forma más sostenible (más adelante te contamos por qué).

Investiga también acerca de cuándo es temporada alta en ese destino y, si puedes, intenta evitar viajar en ese periodo. De este modo no solo encontrarás mejores precios, sino que (entre otros muchos beneficios) habrá menos masificación, podrás disfrutar más tranquilamente de tu viaje y ayudarás a desestacionalizar el turismo. Este último punto no lo tenemos en cuenta habitualmente, pero un turismo desestacionalizado conlleva mayor estabilidad laboral y menor precariedad para el trabajador. En el ámbito de la naturaleza, al ejercer menos presión en un momento concreto, el ecosistema puede reaccionar mejor al impacto que le causamos. Al igual que no es lo mismo comerte 10 manzanas de golpe que hacerlo en varios días, no es lo mismo que una ciudad reciba 10.000 visitantes en 3 meses que a lo largo de todo el año.

Sobre las actividades que quieres realizar

Por último, investiga también acerca de las actividades que quieres realizar en destino. Ese santuario de elefantes, ¿es realmente un santuario o un lugar de explotación animal? Esa empresa de avistamiento de cetáceos, ¿tiene en cuenta sus costumbres? Estas preguntas no siempre son fáciles de resolver, por lo que te recomendamos que visites la web de FAADA para encontrar un listado con empresas realmente comprometidas a las que puedes dar tu dinero con la conciencia tranquila. Si quieres, también podemos hacer un pequeño post con 4 puntos básicos (muy muy básicos) para detectar falsos centros de rescate.

2. Pon el foco en ti mismo y replantéate tu forma de viajar

Es muy habitual juzgar a los demás por las decisiones que toman, pero no siempre miramos hacia nosotros mismos y juzgamos nuestros actos. ¡Es duro hacerlo! Pero a pesar de ello, es muy importante hacerlo para descubrir en qué fallamos y en qué podemos mejorar.

Piensa en los errores que has cometido en el pasado y que no quieres repetir. Busca la forma de evitarlos y no te preocupes si no encuentras la solución a la primera. Tampoco te arrepientas eternamente de ellos. No te frustres, ¡nadie es perfecto! En el ámbito de la sostenibilidad, lo importante es ir pasito a pasito y no dejar nunca de avanzar. Al final, todos hemos ido alguna vez a un zoológico (por poner un ejemplo) y luego hemos sido conscientes de todo lo que hay detrás. No te sientas mal por el pasado, dale la vuelta y piensa en todo lo que has avanzado desde entonces. En materia de sostenibilidad no siempre es blanco o negro. Avanza a tu ritmo , busca el equilibrio y disfruta del camino.

A la hora de hacer la maleta, no olvides llevar objetos básicos como una bolsa de tela, una botella de agua y pajitas reutilizables… También a la hora de preparar el neceser, busca las alternativas más sostenibles huyendo de los envases de plástico y otros productos de un solo uso, protectores solares que sean respetuosos con el medio marino…

Durante el viaje

3. Viaja con humildad

¡Por fin ha llegado el día de salir de viaje! Los nervios están a flor de piel y esa aventura con la que llevas tanto tiempo soñando por fin está aquí. ¡Cómo echamos de menos esa sensación!

Desde el primer momento del viaje te encontrarás en el camino con personas de distintas culturas y clases sociales. Compórtate con humildad desde el primer momento, sin sentirte superior a ellos ni mostrarte condescendiente. Lo más maravilloso de viajar es el intercambio cultural que vives. ¡Ábrete a él y deja que los demás también aprendan de ti! Mézclate con la gente local para conocer de primera mano su cultura, visita sus mercados para ver qué productos consumen ellos realmente, compra en pequeñas tiendas de barrio para crear un impacto económico positivo en el pequeño comercio y no en multinacionales…

Implícate con la población local para viajar de forma más sostenible

Si vas a un país en el que la pobreza es palpable desde el primer momento, no sientas que eres su salvador. De hecho, es muy importante que valores cada pequeña acción para evitar empeorar su situación. A veces, el gesto que hacemos más de corazón con intención de ayudar puede favorecer la esclavitud y la explotación de otros. ¿Alguna vez has pensado que detrás de ese dibujo que te intenta vender un niño puede haber una mafia que no le deja ir al colegio para conseguir ese dinero? ¿O que si le das un simple caramelo a ese pequeño puedes condenarlo a una caries que nunca podrá tratar?

4. Pasa a la acción

De nada vale que reflexiones acerca de tu forma de viajar si luego no pones en práctica las conclusiones a las que has llegado. No te dejes llevar por la dinámica del viaje y rechaza todas aquellas prácticas que consideres no sostenibles.

Relacionándote con los animales

Evita acercarte y dar de comer a los animales que se crucen en tu camino. Piensa que un gesto tan simple puede crearles dependencia del ser humano y modificar sus comportamientos. Algunos animales ya han dejado de lado las migraciones al no necesitar desplazarse en busca de alimento. Además, la comida que les puedes ofrecer seguramente no sea la más adecuada para ellos y puede crearles problemas de salud.

Por otro lado, el simple hecho de acercarte a un animal y tocarlo puede causarle estrés y hacerle reaccionar de forma violenta, poniendo tu propia salud en riesgo. Ten en cuenta que eres un extraño en su hábitat, y el instinto de supervivencia puede hacer que te vean como un peligro. Disfruta de cada animal que encuentres en tu camino con respeto, desde la distancia y sin buscar ese contacto físico. Fotografíalo (sin flash) para recordarlo siempre si quieres, pero no le alimentes ni hagas que se sienta atacado o invadido. Sé un simple observador que deja todo tal y como lo encuentra, sin dejar ni llevarse nada.

Como ya hemos dicho antes, no realices excursiones o visitas a lugares (o con empresas) que no te aseguren unas buenas prácticas. Muchas veces es difícil dar con ellas y puede resultar un poco frustrante. No te agobies en exceso y, si en algún momento descubres que tomaste una decisión equivocada, toma nota de los motivos y reflexiona acerca de cómo evitar caer en el mismo error en otras ocasiones. ¡Nadie es perfecto y de todo se aprende!

Guerra contra el plástico

En algunos países (especialmente del Sudeste asiático) es muy común que te ofrezcan pajitas de plástico con cualquier bebida (¡incluso con un simple vaso de agua!). Cuando pidas tu bebida, no olvides pedirles que no te la pongan («no straw please»). Si ves que no te entienden, un modo muy sencillo de hacerte entender es mostrar tu pajita reutilizable.

Por último, en lugar de comprar souvenirs que acaben en una estantería, valora invertir ese dinero en visitas guiadas o actividades que te ayuden a comprender mejor el lugar que estás visitando y su cultura. Busca experiencias más personales lejos del turismo de masas, en las que puedas relacionarte con la población local o conocer la labor de alguna ONG. En caso de que para ti estas compras sean imprescindibles, evita comprar aquellos de plástico (muchas veces están fabricados en China y poco o nada tienen que ver con tu destino) y aquellos fabricados a partir de animales o conchas marinas. ¿Sabías que las conchas son muy necesarias para el coral y para formar arena? Si se extrae del medio se crea un desequilibrio que puede traer graves consecuencias. ¡Piénsalo antes de llevártelas a casa!

Después del viaje

5. Evalúa tu viaje y comparte tu experiencia

Cuando llegues a casa y hayas descansado, dedica un momento a recordar cada pequeño detalle de tu viaje. ¡Seguro que te emocionas haciéndolo mientras revisas todas esas fotos!

Aprovecha ese momento para evaluar cómo ha sido tu viaje: en qué cosas has mejorado con respecto al viaje anterior, qué otras cosas podrías mejorar para seguir avanzando…

Tampoco olvides compartir tu experiencia con tu familia y amigos. ¡No guardes para ti todo lo que has aprendido! Es un modo maravilloso de que acercarles esa cultura, esos paisajes y esas características que hacen único el destino tan maravilloso que acabas de visitar. Además, si les cuentas porqué no has hecho cierta actividad o porqué has tomado cierta decisión, puedes ayudarles a replantearse su propia forma de viajar y animarles a seguir un camino (a su propio ritmo) hacia una vida más sotenible.

Reflexiona para viajar de forma más sostenible

En resumen…

Creo que estos serían los pasos más básicos para iniciar el camino hacia un turismo sostenible. Es un camino largo, en muchas ocasiones frustrante por todas las dificultades que encontrarás en él, pero también muy reconfortante al ser consciente de que estás haciendo algo para marcar la diferencia. ¡Y cada día somos más personas siguiendo ese camino!

De todo lo que se habló, creo que una frase resume mejor que ninguna el concepto de turismo sostenible: Debemos viajar menos para viajar mejor. ¡Qué duras esas palabras así a primera vista! Pero párate a pensarlo… ¿No te apetecería viajar de forma más lenta, sin tanto estrés y sin obsesionarte con llenar cada hora de tus vacaciones? ¿No te parece interesante conocer menos lugares pero conocerlos más en profundidad? Seguramente, si en lugar de visitar 3 países en una semana te centras en solo una región podrás salir de las rutas típicas que hacen todos los turistas y adentrarte en la parte más auténtica de ese destino. Podrás conocer a sus habitantes, ver cómo viven, dónde compran, qué rincones maravillosos tienen ocultos y solo unos pocos afortunados llegan a visitar…

Seguramente, la clave sea viajar más lento, de forma más consciente, disfrutando de cada segundo y dándote cuenta de que la felicidad está en cada paisaje, cada sonrisa y cada vivencia que encuentras en el camino. Y para ello, no es necesario coleccionar destinos, sino disfrutar de cada uno de ellos de forma consciente y sostenible. ¿Te atreves a dar el paso?

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